Una joven, de 26 años de edad, fue acribillada a balazos, mientras que su madre y su hija, que la acompañaban, resultaron heridas al ser atacadas a mansalva por dos desconocidos motorizados que las abordaron a la entrada de su casa de la población de Aguas Calientes, municipio Pedro María Ureña, fronterizo con Colombia.
El crimen fue perpetrado a las 10:30 de la noche cuando las tres mujeres fueron sorprendidas por el par de asesinos, a las afueras del inmueble marcado con el número 12-23, en la vereda 9 con calle 5 del barrio Gonzalo Castellanos de Aguas Calientes.
Aunque la mayoría de vecinos de las víctimas dicen que solo salieron a la calle cuando escucharon la gran cantidad de detonaciones, algunos confirmaron que fueron dos los desconocidos que perpetraron el asesinato y que el ataque parecía dirigido solo a la joven, puesto que cuando buscó refugio en la vivienda, fue perseguida y rematada en el interior de la misma.
La víctima fatal fue identificada como Leidy Dayana Velazco Vinasco, venezolana de 26 años, quien murió en el acto, en el interior de la vivienda, por al menos 15 balazos.
En tanto que su madre, María Deisy Vinasco de Velazco, de 54 años, resultó herida en el tórax, y la pequeña, de 10 años, hija de la joven, también fue baleada en dos oportunidades en una pierna, aunque su estado es estable, según una fuente policial.
Estas últimas fueron trasladadas por paramédicos del Cuerpo de Bomberos de Ureña y de Protección Civil de esa misma población, hasta el hospital de la localidad y luego al Central de San Cristóbal, donde quedaron recluidas.
Al sitio llegaron funcionarios de Politáchira que resguardaron la escena del crimen, junto al Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) de la subdelegación Ureña, quienes se ocuparon de recolectar evidencias y trasladar el cadáver hasta la morgue del Hospital Central de San Cristóbal.
Dijo el vocero que hasta el momento manejan varias hipótesis sobre el hecho, que no podrían ser reveladas hasta tanto no sean confirmadas por los investigadores del Cicpc.
Enloquecido
En otros hechos, Deivis Antonio Coello Berríos, de 30 años, aceptó que mató a golpes a su hijo tras confesar su adoración por satanás, argumentando que lo hizo para ofrecérselo a los espíritus.
“No me importa que me pongan preso, porque los muertos están conmigo”, repetía con descaro Coello, mientras los detectives lo detenían en las adyacencias del Materno de Cuatricentenario.
El caso ocurrió en la calle 89M del barrio Sol de Maracaibo. El niño murió el pasado lunes.
*Diario La Nación para La Opinión