Lunes, 25 de Febrero de 2013
La visita de los ministros de vivienda y transporte esta semana a Cúcuta, resultó muy provechosa, no tanto por las promesas de los aportes que ellos desde el gobierno central se comprometieron a gestionar, sino por el llamado de atención a las autoridades regionales y la dirigencia en todos los órdenes.
La ministra Cecilia Álvarez recorrió la vía a Ocaña y por decir lo menos quedó asombrada con el estado de la carretera, comprobó su deterioro y el impacto negativo que tiene entre quienes tienen que recorrerla con frecuencia en ambos sentidos. También tuvo la oportunidad de revisar y verificar el lamentable estado de esta vía urbana ubicada en el sector de El Salado y se comprometió a gestionar los recursos económicos que se requieren para su completa rehabilitación. Obra que se hace indispensable ahora cuando por allí tendrán que transitar quienes se desplacen hacia y desde el nuevo Terminal de transporte que se construye en la vía a Puerto Santander.
Por su parte el ministro de vivienda Germán Vargas Lleras tuvo su mal rato cuando comprobó el estado de cosas en lo que tiene como asunto principal la reconstrucción de Gramalote. Para quienes no estuvimos allí, para presenciar la rabieta, queda evidenciada esa situación con la información que apareció en las páginas de La Opinión, donde refiriéndose al funcionario, se pudo leer…“le volaron la piedra al enterarse de que el plan para reconstruir a Gramalote está muy lento”. Lo cual es muy cierto, puesto que, los gramaloteros llevan de un poco más de 2 años esperando que les hagan un nuevo pueblo y es casi nada lo que se ha logrado hasta ahora.
Peor aún, el Fondo de Adaptación tiene un cronograma en el cual los estudios y diseño del nuevo centro urbano estarán listos para dentro de un año y tal vez más. Lo cual, es obvio no se compadece los desplazados de ese pueblo y hace suponer que construirán un poblado moderno, dotado de todos los adelantos en servicios públicos y viviendas sismoresistentes. Sin embargo hay muchas dudas de que esto realmente sea así tan bueno. El ministro resumió diciendo que hasta el presente no hay nada, no se ha hecho nada.
En conclusión, quedamos muy mal delante de estos funcionarios del alto gobierno, al menos en los asuntos que tocan con sus ministerios, pero los cuales son muy importantes para la ciudad y el departamento. Para rescatar podemos decir que estos llamados de atención sirvan para impulsar la ejecución de las obras que en el caso de la carreta a Ocaña lleva un retraso de al menos cincuenta años y el caso Gramalote estamos próximos a los ochocientos días y que los titulares del gobierno departamental y municipal se pongan las pilas al igual que los parlamentarios que tienen sus caudales de votos en esas zonas, para sacar adelante esas obras y hacerlas realidad en corto plazo, porque hasta ahora son para las meras vergüenzas.
La ministra Cecilia Álvarez recorrió la vía a Ocaña y por decir lo menos quedó asombrada con el estado de la carretera, comprobó su deterioro y el impacto negativo que tiene entre quienes tienen que recorrerla con frecuencia en ambos sentidos. También tuvo la oportunidad de revisar y verificar el lamentable estado de esta vía urbana ubicada en el sector de El Salado y se comprometió a gestionar los recursos económicos que se requieren para su completa rehabilitación. Obra que se hace indispensable ahora cuando por allí tendrán que transitar quienes se desplacen hacia y desde el nuevo Terminal de transporte que se construye en la vía a Puerto Santander.
Por su parte el ministro de vivienda Germán Vargas Lleras tuvo su mal rato cuando comprobó el estado de cosas en lo que tiene como asunto principal la reconstrucción de Gramalote. Para quienes no estuvimos allí, para presenciar la rabieta, queda evidenciada esa situación con la información que apareció en las páginas de La Opinión, donde refiriéndose al funcionario, se pudo leer…“le volaron la piedra al enterarse de que el plan para reconstruir a Gramalote está muy lento”. Lo cual es muy cierto, puesto que, los gramaloteros llevan de un poco más de 2 años esperando que les hagan un nuevo pueblo y es casi nada lo que se ha logrado hasta ahora.
Peor aún, el Fondo de Adaptación tiene un cronograma en el cual los estudios y diseño del nuevo centro urbano estarán listos para dentro de un año y tal vez más. Lo cual, es obvio no se compadece los desplazados de ese pueblo y hace suponer que construirán un poblado moderno, dotado de todos los adelantos en servicios públicos y viviendas sismoresistentes. Sin embargo hay muchas dudas de que esto realmente sea así tan bueno. El ministro resumió diciendo que hasta el presente no hay nada, no se ha hecho nada.
En conclusión, quedamos muy mal delante de estos funcionarios del alto gobierno, al menos en los asuntos que tocan con sus ministerios, pero los cuales son muy importantes para la ciudad y el departamento. Para rescatar podemos decir que estos llamados de atención sirvan para impulsar la ejecución de las obras que en el caso de la carreta a Ocaña lleva un retraso de al menos cincuenta años y el caso Gramalote estamos próximos a los ochocientos días y que los titulares del gobierno departamental y municipal se pongan las pilas al igual que los parlamentarios que tienen sus caudales de votos en esas zonas, para sacar adelante esas obras y hacerlas realidad en corto plazo, porque hasta ahora son para las meras vergüenzas.