La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Editorial
Calificación en rojo
Lo único cierto de todo esto es que este delicado problema se les ha salido de las manos a las autoridades.
Image
logo
La Opinión
Lunes, 1 de Mayo de 2023

Hace pocos días vimos como la Policía le tumbó el carro de perros a una vendedora ambulante que se sitúa al frente de un reconocido centro comercial de Cúcuta. 

Después apreciamos que la Mecuc se disculpó por la manera de actuar de los agentes durante el desarrollo del operativo de recuperación del espacio público.

Por el mismo hecho, que fue muy publicitado y se volvió viral en las redes sociales, la secretaria de Gobierno Municipal, Hidela Benítez, derramó lágrimas en una agitada sesión de control político en el Concejo.

Lo único cierto de todo esto es que este delicado problema se les ha salido de las manos a las autoridades, porque desde décadas la invasión de andenes y calles se ha convertido en parte del paisaje de la capital de Norte de Santander, donde todas las fórmulas han resultado en un fracaso.

La estrategia de construirles edificaciones para reubicarlos no funcionó porque las calles que por unos  cuantos meses y semanas estuvieron libres, volvieron a ser ocupadas por otra gran cantidad de informales quienes afirman que en el rebusque tienen la forma de mantener a los suyos.

Es así como los alrededores de la Alcaldía  y el parque Santander se encuentran rodeados de esta clase de ventas, sirviendo de un recorderis a los administradores de la ciudad de que ahí tienen una calificación en rojo en cuanto a esa política.  

Sacar el mercado del corazón de la ciudad tampoco dio el resultado esperado porque todavía la Sexta sigue siendo un sector de alta concentración de expendios callejeros de toda clase de productos, aparte de los carreteros.

Un elemento adicional que vino a exacerbar este problema fue la migración porque muchos de los puestos  estacionarios que se sitúan en diversos sectores del centro corresponden a venezolanos que salieron por el éxodo motivado por la crisis en su país.

Ya en esta administración, con el sol a sus espaldas, no hay nada que se pueda hacer, porque ni sacando una alternativa mágica del cubilete se podría solucionar de la noche a la mañana este crónico inconveniente de características sociales y económicas, muy ligado a la pobreza, el desempleo y la informalidad.

Como estamos  en un año electoral, hay que exigirles a los candidatos a la Alcaldía y a la Gobernación (porque la ciudad también es de Norte de Santander) que en las  cuestiones urgentes de sus programas de gobierno coloquen la recuperación del ordenamiento del espacio público y que se comprometan, que esta será una de las prioridades de su programa de gobierno.

Y dentro del programa que se exponga es indispensable dejar muy en claro que espacio que se despeje será un lugar en el que no se permitirá más ventas, lo cual implica una muestra de autoridad porque en la medida que vayan surtiendo efecto las medidas que se adopten, el derecho de los cucuteños al disfrute de los andenes, tiene que volver a prevalecer.

Igualmente debe contemplar una escala para empezar a despejar las zonas de avenidas principales y de rutas de buses que cruzan por el centro y que en la actualidad se han convertido en una complicación extrema para la movilidad vehicular y para el paso de los peatones.

Lo sucedido con la vendedora y la respuesta de la secretaria nos dejan como enseñanza que cuando no hay una planeación para ponerle fin a un mal endémico, el bolillo y el lloriqueo no son la salida más acertada para ello.

Temas del Día