El próximo mes comenzarán las reuniones entre el Gobierno Nacional, las centrales obreras y los empresarios, para discutir y concertar el aumento del salario mínimo de 2023, del cual ya se han dado algunas luces por parte de los gremios empresariales, refiriendo a que podría ser de entre 12% y 13%.
Para el caso de Cúcuta, esa eventual alza salarial ya se la “comió” la inflación de alimentos, pues, según el más reciente informe del DANE sobre el Índice de Precios al Consumidor (IPC), durante el 2022, estos han subido 23,78%; y, entre octubre de 2021 y octubre 2022, el aumento fue de 29,76%.
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Par el economista Alexander Botello, profesor e investigador del programa de Economía de la Universidad de Pamplona, la inflación en esta zona de frontera (15,28%) y nacional (12,22%) también absorbieron el alza del salario mínimo de este año, que fue del 10,07%.
“Por eso es sumamente importante observar cuál va a ser el aumento del salario mínimo para 2023. Aquí se debe ser cauteloso, no se trata de aumentar en porcentajes al antojo, se debe tener en cuenta que este es el valor de nómina que incide en precios de muchas mercancías, se debe evitar el círculo vicioso de salarios-precios”, expresó.
Botello recordó que la inflación es lo que suelen llamar el impuesto a los pobres, toda vez que su incremento perjudica en mayor medida a los de más bajos ingresos, por lo que, en un escenario de presiones al alza de los precios, los entes territoriales deben acelerar sus acciones en la generación de empleo y canalizar el gasto social de forma eficaz.
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“Esto toma mayor relevancia en ciudades como Cúcuta, en donde la pobreza monetaria, a diferencia de la media nacional, venía en aumento. La reactivación económica, luego de pandemia, por sí sola no bastará para la recuperación social -como ya se observa- y, menos aún, si se agregan al escenario otros fenómenos como la inflación, situación que podría agravar la desigualdad y la pobreza”, sostuvo el economista.
¿Qué pasa en Cúcuta?
El economista e investigador Mario Zambrano, coordinador del programa ‘Cúcuta cómo vamos’, señaló que el aumento de los precios de los alimentos, como lo han manifestado otros expertos, es un fenómeno global por la guerra Rusia-Ucrania y el alza del dólar.
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Zambrano también indicó que la demanda de bienes y servicios por la migración pendular y la dinámica del cobro de remesas por parte de los habitantes de Venezuela generan una presión a la inflación vía demanda.
El experto añadió que otra conjetura de que Cúcuta sea primera en inflación es la dolarización de facto de la economía venezolana, que ha hecho que los vecinos aumenten el uso de la moneda estadounidense y vengan a comprar más a la ciudad.
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