Norte de Santander tiene más de diez años de ser la potencia nacional de gimnasia artística, y con nombres como Jesús Romero, Giovanni Quintero, Jossimar Calvo y Johnny Muñoz, se ha ganado el respeto y el reconocimiento de otras regiones por ser la cantera colombiana más grande de gimnastas.

Generación tras generación, Norte de Santander pareciera tener una inagotable fábrica de campeones de gimnasia artística, que bajo las órdenes de un grupo de monitores guiado por el entrenador Jairo Ruiz, trabajan de manera incansable, todos los días de la semana, para perseguir el sueño de representar a Colombia en los torneos y copas internacionales.

Pero los campeones no se hacen solos y detrás de ellos hay toda una estructura de trabajo interdisciplinar, que tiene como objetivo marcar el camino para la búsqueda y captación de nuevos talentos, y el desarrollo de los mismos formándolos en destrezas deportivas y valores de vida.

Hoy, todas las miradas se centran en Jossimar Calvo Moreno, el cucuteño que, con tan solo 22 años; ha escrito la historia de este deporte en Colombia convirtiéndose hasta entonces en el mejor gimnasta que ha tenido el país, a nivel de resultados internacionales.

Pero detrás de él viene empujando una talentosa generación de nuevos gimnastas, que crecen y viven soñando con igualar sus marcas, o incluso superar lo que ha conseguido hasta ahora.

Jefferson Medina, Marcos Aguilar y Sabrina Cortés, son los más destacados de un grupo de más de 20 juveniles e infantiles, que se preparan día a día con la férrea convicción de que llegarán a los primeros lugares de los podios internacionales.

Jeffrerson, pasión por la gimnasia y la mecatrónica

Jefferson tiene 15 años, ocho de ellos dedicados a la gimnasia artística, y aunque hoy reconoce que no espera dedicarle toda su vida a este deporte, su increíble madurez lo ha llevado a enfocarse plenamente en su presente, que por ahora son los Juegos Olímpicos de la Juventud, el próximo año en Argentina.

“Yo no tenía ni idea que existía este deporte, tenía seis años cuando empecé, no lo conocía. Es un proceso duro porque se pierden muchas etapas (de la infancia), pero también todo ese esfuerzo tiene su resultado”, cuenta desde el Coliseo Menor Eustorgio Colmenares, en donde pasa prácticamente todo el día.

Vive en el barrio El Bosque y estudia en la Institución Educativa CASD, aunque este año hizo un receso en su proceso académico porque quiere centrarse ciento por ciento en su preparación, buscando clasificar a los olímpicos de la juventud.

Su inicio en la gimnasia artística tiene una historia bien particular, diferente,  que puede ser interpretada como una casualidad de la vida reservada solo para talentosos.

“Mi mamá, por cosas de la vida, conoció a la mamá de Jossimar Calvo en la buseta. Hablaron y mi mamá le contó que yo era muy inquieto, que me gustaba mucho subirme a los árboles y estar saltando todo el día. Entonces la mamá de Jossimar le dijo que me trajeran al coliseo menor, y pues vine, me empezó a gustar, y desde ahí estoy en este proceso que ya lleva varios años”, cuenta el deportista, que ha sido campeón nacional siendo categoría infantil, en varios aparatos, y subcampeón suramericano en Argentina, en 2015.

Jefferson quiere seguir los pasos de su papá, un ingeniero electrónico que trabaja para CENS, pero su pasión va más allá y quiere especializarse en robótica.

“A mí me gusta mucho la gimnasia pero no es lo único que quiero. Me gusta mucho la ingeniería mecatrónica, y es lo que quiero estudiar, y sé que estudiar eso, y entrenar, sería muy pesado”, reconoce.

Marcos y Sabrina, puro talento cartagenero

Entre el puñado de nuevos gimnastas que se preparan en el coliseo menor resaltan Marcos Aguilar Beltrán y Sabrina Cortés Medrano, dos deportistas que tomaron la difícil decisión de partir de su ciudad natal, para estar más cerca de su gran sueño: convertir la gimnasia artística en su profesión, y sumar medallas y títulos mundiales.

Marcos y Sabrina, con 14 años cada uno, son los campeones nacionales en la categoría juvenil, título que alcanzaron el mes pasado en el campeonato que se disputó en Cúcuta.

Marcos lleva cinco años radicado en Cúcuta, y hace diez años divide su tiempo entre la gimnasia y el estudio.

“Vine para Cúcuta porque hubo una concentración del profesor Jairo Ruiz en Cartagena. Allá me vio y me dijo que tenía mucho talento. Me preguntó que si quería venirme para acá y le dije que sí. Primero vine con mi entrenador Iván Mendoza, y ahora se vinieron mi papá, mi mamá, mis dos hermanos y mi sobrino”, sostiene Marcos, o ‘Chipi’, como lo llaman cariñosamente sus compañeros en el coliseo.

Sabrina tiene una historia similar. Llegó a Cúcuta desde Cartagena hace tres años, pero confiesa sin temor que fue una decisión muy difícil de tomar.

“Yo lloraba porque no quería venirme, dejar a mis papás y a mis amigos. Al final acepté venirme con mi mamá, pero mi papá sigue en Cartagena”, dice la campeona juvenil.

Marcos y Sabrina fueron adoptados por la gran familia de gimnastas y entrenadores que conforman la liga nortesantandereana. Marcos vivió en la casa de Johnny Muñoz, y Sabrina lo hizo en la casa de Dayra Lamadrid.

Hoy, ambos superaron la partida de su ciudad, y sienten que con la liga nortesantanderena, bajo la guía de los entrenadores Jairo Ruiz, Roberto León y Adriana Ángel, podrán salir adelante en la vida y tomar el deporte como un trampolín para apoyar a sus familias, estudiar y formarse como profesionales.

Jefferson, Marcos y Sabrina, se alistan para viajar este mes a Guatemala, en donde tendrán el desafío de medir sus capacidades en el Festival Centroamericano de Gimnasia Artística. 

Sin embargo, el objetivo principal de los tres está puesto en el próximo año, donde afrontarán en clasificatorio que determinará quiénes competirán en los Juegos Olímpicos de la Juventud, un evento en el que pueden dar ese gran salto de calidad con el que sueñan.