Kevin Daniel Ayala Cárdenas tiene 16 años, cursa décimo grado en el Colegio Nuestra Señora de Fátima, y nunca se le pasó por la cabeza, ni cuando jugaba en su niñez a imaginarse historias como la de viajar a Europa representando a Colombia en uno de los eventos deportivos más importantes del mundo.
Pero desde que descubrió el tenis de mesa, su vida cambió. Tan solo hace dos años que lo practica, y su acelerado crecimiento y evolución solo pueden ser comparados con la velocidad de su saque.
Kevin hará parte de una delegación de 19 deportistas que viajarán a Turquía para representar al país, entre el 18 y el 30 de julio, en los Juegos Sordolímpicos 2017. Las justas constituyen el evento deportivo internacional para sordos más importante de todo el Ciclo Paralímpico, se celebran cada cuatro años desde 1924, y en el participan todos los países afiliados al Comité Internacional de Deportes Sordos.
Para esta edición, por primera vez, Colombia tendrá participación en tenis de mesa con cuatro deportistas, y Kevin es uno de ellos.
Sabe que no es cualquier torneo en el que va a participar. Conoce la importancia que tiene para el país hacer parte de la primera delegación de tenis de mesa en viajar a unos Juegos Sordolímpicos, y por ello asume el reto como todo un profesional. Desde que conoció la resolución que expidió la Federación de Sordos de Colombia (Fecoldes), con los nombres de los seleccionados para la competencia, no ha descansado en su afán por entrenarse, buscar videos de los países que tendrá como rivales, leer sobre la ciudad turca a donde viajarán, la cantidad de horas de vuelo, la diferencia horaria, los sitios más representativos, la comida, todo. No quiere dejar nada al azar, su objetivo es que este viaje marque el inicio de una laureada carrera deportiva que puede estar llena de éxitos.
Sus inicios
Llegó al tenis de mesa casi sin proponérselo. Empezó a jugar en el colegio, y allí percibió que, sin tener buena técnica ni conocer mucho sobre las reglas; tenía una habilidad innata para moverse con velocidad, y acertar golpes con mucha precisión.
“Un día llegó del colegio diciendo que quería ir al coliseo Eustorgio Colmenares a entrenar, lo llevamos y desde ahí no ha parado”, afirma Alcira Cárdenas, su mamá, mientras él compite con una intensidad increíble en un entrenamiento diario.
Jugó fútbol desde pequeño, pero en 2015 una cirugía que le practicaron para ponerle un implante en el oído izquierdo lo alejaría del deporte durante más de un año. Su mamá reconoce que fueron tiempos difíciles para Kevin, su comportamiento en el colegio cambió, pero se aferró a una nueva motivación cuando halló el tenis de mesa.
En el coliseo menor el entrenador Juan Diego Diez, de la Liga Nortesantandereana de Tenis de Mesa, lo recibió y le enseñó la técnica básica para que siguiera su rumbo en un espacio más acorde a sus capacidades, la liga de limitados auditivos, que entrena a diario en el Colegio Inem. Kevin, apoyado por la Gobernación del departamento a través de Indenorte, viajó a su primera competencia nacional, en Medellín, y fue la gran sorpresa ganándose cuatro medallas, tres de bronce y una de oro.
Este año tuvo su segunda salida nacional, en Pasto, y en este torneo se volvió a colgar cuatro medallas, esta vez todas de bronce, pero más que los títulos a nivel personal se ganó el respeto de todos sus rivales, que ya lo referencian como un contendiente de cuidado. Además gracias a su desempeño en esas competencias, le llegó el mejor premio que pudo recibir por estos dos años de esfuerzo y sacrificio: una convocatoria a la selección Colombia.