Las desgracias no dejan de azotar a la población de Tibú. En ese municipio del Catatumbo donde la violencia se libra a diario, hacen falta 19 docentes para que los 5235 estudiantes de las siete sedes de la Institución Educativa Francisco José de Caldas, reciban clases correctamente.
Las sedes son: Camilo Torres, La Unión, Marco Fidel Suárez, La Kennedy, Pueblo Nuevo, Central y La Esperanza. Esos planteles están esparcidos por el casco urbano de Tibú.
A parte de los educadores, también hacen falta el personal de limpieza, seguridad y administrativo. Esa falta se ha visto evidenciada en los casos en los que han robado en algunas de las sedes.
“Como la fuerza pública está en acantonamiento -encerrada- la delincuencia ha aprovechado para robar. En la sede Camilo Torres, meses antes, se llevaron los elementos del comedor escolar, dejando a cerca de 300 niños sin acceso a su alimentación. En otras se han robado materiales didácticos y hasta una motobomba”, indicó Nelson Páez, representante de los padres de familia ante el consejo directivo de la institución afectada.
En las sedes Pueblo Nuevo y La Unión los estudiantes de primero y cuarto primaria no han iniciado clases porque no tienen docentes. Por si fuera poco hay una lista de estudiantes, en su mayoría de preescolar y primero que esperan un cupo, la falta de docentes hace imposible que los admitan.
Serían un poco más de 300 niños que no estarían estudiando y se aferran a la esperanza de que lleguen los nuevos docentes para iniciar su proceso educativo.
Esa situación obligó a que la comunidad se declarara en cese indefinido de clases hace varios días y esperan a que la Secretaría de Educación del departamento les asigne el personal que les hace falta.
El 21 de febrero instauraron una acción de tutela contra la Secretaría de Educación de Norte de Santander, aprobada el 10 de marzo, y obligando al ente departamental a enviar a los trabajadores exigidos.
El martes una comitiva del colegio se reunió con Diomar Velásquez, secretario de ese despacho, que se habría comprometido a enviarles 10 docentes para Tibú, antes del 16 de marzo.
“Por ahora, se enviarán cinco docentes lo más rápido posible, los restantes serán contratados como parte de una convocatoria, que podría tardar porque es con el Sistema Maestro”, señaló Arturo Pinto, rector de la institución educativa.
‘A los profesores les da miedo’
La falencia de docentes inició porque el año pasado siete de ellos pidieron traslado para otras zonas del departamento y el país. Una vez entregaron el cargo se esperaba que llegaran los reemplazos, pero nunca hubo noticias de los nuevos profesores porque sencillamente no estaban en proceso de iniciar labores en Tibú.
Arturo Pinto indicó que a los docentes no los necesitan ‘por capricho’, debido a que los estudiantes aumentaron en pandemia. Para el rector una solución pronta es que reubiquen a los docentes que estarían sobrando en otros colegios, para que los asignen para Tibú.
“En la virtualidad era fácil controlar esa crisis. Pero, ya en las aulas los profesores no pueden estar en más de un salón a la vez o sobrepoblar las aulas, debido a la crisis sanitaria. Tocó abrir más cursos”, indicó Pinto.
Diomar Velásquez se mostró preocupado por la situación en Tibú. Dijo que hay docentes que al ser nombrados para el Catatumbo no aceptan, por miedo al conflicto armado que allí se libra. “La opción sería que en las convocatorias se tome en cuenta que los educadores residan en esa zona, para que se movilicen más fácilmente”, indicó.
Sobre los funcionarios que faltan, Velásquez aseguró que esa problemática se ha vivido durante años debido a que la planta de personal administrativo del Ministerio de Educación está bloqueada desde 2007.
“Es un problema del Ministerio de Educación con ese congelamiento, no se pueden contratar por el sector educación así. Una solución es darle el contrato a particulares”, dijo Velásquez.
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