Según la Fundación Paz y Reconciliación, la disidencia del Frente 33 tiene presencia en 16 de los 40 municipios de Norte de Santander, pero su principal accionar lo ejerce en Tibú, El Tarra y Cúcuta. En el Catatumbo, de hecho, han tratado de demostrar su dominio patrullando las calles, entregando regalos e imponiendo medidas de control social entre los habitantes.
Entre tanto, Indepaz señaló que en 2022, los municipios más afectados por las acciones de este grupo armado fueron Cúcuta, San Calixto, Sardinata, Tibú, Convención, El Tarra, Hacarí y Ocaña.
Segunda vez en una mesa de diálogo
De acuerdo con el presidente Gustavo Petro, el nuevo proceso de paz que todavía no tiene fecha de inicio se da con aquellos frentes que no firmaron el Acuerdo de Paz de La Habana, con el gobierno de Juan Manuel Santos.
“(Se hace) con quienes quedaron por fuera de ese acuerdo por diversas razones. Ahora se han integrado para finiquitar, yo diría, ese Acuerdo de Paz pasado y volverlo completo”, manifestó el jefe de Estado.
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No obstante, esta es la segunda vez que el Frente 33 llega a una mesa de negociación en busca de un acuerdo que permita poner fin al conflicto.
Según exintegrantes de la desaparecida guerrilla que se acogieron al proceso de paz firmado en 2016, la totalidad de esta estructura que operó por décadas en el Catatumbo hizo parte de esa negociación y muchos de quienes hoy integran la disidencia, como Javier Alonso Veloza García, más conocido como Jhon Mechas, firmaron lo que se pactó.
“Lo que ocurrió es que ante los incumplimientos que comenzaron a darse en el tema de reincorporación y demás, y el saboteo que se presentó por parte de algunos sectores, cundió la incertidumbre y por eso terminaron volviendo a la lucha armada. Mechas, por ejemplo, sí firmó el acuerdo y estuvo en una parte”, manifestó uno de los exguerrilleros que decidió hacer su tránsito a la vida civil.