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Temas varios, en horas difíciles
En el proceso de La Habana se dejó el futuro del Catatumbo a las Farc y al mejor amigo entonces de Santos, Maduro.
Viernes, 20 de Abril de 2018

ARDE EL CATATUMBO. Estamos empezando a vivir las guerras de la “paz”, lo cual, como muchas veces lo advertimos era previsible, pues la política de apaciguamiento sólo trae paz temporal y después la violencia rebrota con más fuerza, pues quien debía poner orden, en este caso el estado, dio muestras de debilidad que el crimen organizado aprovecha al máximo.

En alguna columna escribí que el Catatumbo era central a la búsqueda de la paz en Colombia, no creando “ficticias zonas de paz”, sino mediante una embestida estatal de desarrollo acompañado de actos reales de autoridad que recuperen una región ubicada en las zonas del olvido colombiano. Santos, tan dado a los actos “verbales” de gobierno hizo un Conpes Catatumbo, donde pintaba maravillas y daba plata para almuerzos.

En el proceso de La Habana se dejó el futuro del Catatumbo a las farc y al mejor amigo entonces de Santos, Maduro, que la convirtieron en un mar de drogas e imán de todo tipo de organizaciones criminales multinacionales, incluyendo el cártel de los soles venezolano. Esperamos que un nuevo gobierno, que no sea amigo de los criminales, imponga una verdadera política del Catatumbo y las fronteras, y que nosotros los cucuteños empecemos a plantear nuestro desarrollo, que no sea sólo eliminar el iva. 

CAGUAN 2. Tanto se burló el gobierno Santos del gobierno Pastrana por el fracasado proceso con las farc, entonces encabezadas por Marulanda, incluyendo la famosa silla vacía, que cuesta trabajo no asociar el caso Santrich con la burla que significó el Caguan para el gobierno de entonces. El caso escala día por día y amenaza convertirse en el florero de Llorente del fracaso del proceso de apaciguamiento.

Que el sobrino de Iván Márquez sea hoy el garganta profunda del farc-gate, amenaza con destapar la caja de Pandora de un proceso donde se intentó apaciguar una guerrilla narcotizada con fuertes vínculos con el crimen organizado. No ayuda a la crisis la caída de la estantería del gobierno Santos enfrentando la corrupción de los fondos de paz, el fantasma de Odebrecht, la investigación por mermelada del Congreso y la crisis Guacho en Nariño, entre otras, que perseguirá a Santos en su futuro de expresidente.

DILETANTE. Es impresionante ver al presidente Santos, qué en medio de los problemas ya mencionados, anda por el país hablando como un Lama recomendándole al futuro presidente que hacer, “mostrando” las maravillas de su gobierno, “jurando” que como expresidente será un mudo, cuando sólo muestra su desespero por la pérdida del poder y victimizándose por una “oposición” irracional. Parece todavía tan lejano el 7 de agosto de 2018.

SAINETE DEL CAFÉ. Fajardo, cediendo a la presión, se tomó el café con de la Calle, encuentro seguido por todos los medios, con la consabida foto del café. El acuerdo a qué se llegó era qué de la Calle, quien gastó muchos miles de millones de pesos del presupuesto nacional para ganar una consulta con 350 mil votos, debía preguntar, solicitando respuesta inmediata, al Consejo Nacional Electoral, si podía “obviar” esa consulta para ahora hacer otra interpartidista.

Tampoco consultó a los parlamentarios liberales recién elegidos sobre la reunión, varios de los cuales tomaron ese gesto como una acción que los dejaba en libertad para decidir a quién apoyar. Tampoco había consultado con el director del partido, el expresidente Gaviria, lo cual se le recordó. Mostrando un gran carácter, de la Calle dijo que no necesitaba permiso de nadie para hacer lo que mejor considerara.

Pues bien, cuando de la Calle consultó con los que “no tenía que consultar”, todos le dijeron que no, y el obediente, salió a anunciar que ya no tenía ningún interés en una alianza. Así concluyó el sainete del café, que fuera de lo anecdótico, este sainete muestra que el “centro” se sigue hundiendo en sus contradicciones e incoherencias.

El caso de la Calle es patético; un personaje como de tragicomedia abandonado por todos, quien a pesar de la evidencia insiste en su opción presidencial. Y Fajardo, cediendo a presiones de sus pares de “izquierda” muestra que no ubica el “centro”, y claro, no lo ubican los votantes.

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