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Sin duda, una mala hora
Causan afectación negativa al manejo de lo público y ponen de presente la supervivencia de actores en la búsqueda de lucro ilícito.
Domingo, 12 de Marzo de 2023

Hechos que se hicieron relevantes en Colombia durante la semana comprendida entre el 27 de febrero y el 4 de marzo y que involucraron a un hijo, un hermano y la ex nuera del presidente Gustavo Petro en presuntos actos de corrupción, configuraron, sin duda, una mala hora para el gobierno y en general, para Colombia.

Causan afectación negativa al manejo de lo público y ponen de presente la supervivencia de actores en la búsqueda de lucro ilícito desde el poder, aprovechando cuanto los aproxima al mismo, sin importarles el daño que pueden causar a sus propios familiares y a la nación. Esa proclividad al abuso de lo público no es nueva pero no deja de ser preocupante por las secuelas que genera.

En ese conjunto de actos lamentables y repudiables se debe reconocer sin titubeos la honradez del presidente Gustavo Petro al solicitar a la justicia una actuación con certeza y sin tardanza que lleve al esclarecimiento de lo sucedido, que identifique a los responsables y sancione conforme a la ley. Allí debe aplicarse la regla, según la cual “el que la hace la paga”.

Es oportunidad de demostrar que nadie tiene privilegios indebidos cuando de administrar justicia se trata. Se debe abolir el privilegio concedido a no pocos actores de delitos al protegerlos con impunidad y en el país hay heliotropos amparados por esa discriminatoria consideración, los mismos que ahora se rasgan las vestiduras con fines revanchistas y animados por intereses perversos.

Al tiempo que se reconoce como una mala hora para el gobierno los hechos denunciados, también se debe tener claridad respecto a lo que sigue. Y no es precisamente pasarle al presidente Petro una cuenta de cobro que no debe. Él denunció a tiempo el caso ante la justicia y esta debe obrar en derecho. Tampoco pueden tomarse los hechos denunciados e investigados como pretexto para frenar las reformas que buscan fortalecer en Colombia la democracia y hacer efectivos los derechos que saquen a los colombianos de la desigualdad, la violencia y la corrupción.

Hay reconocidos oportunistas en disposición de pescar en el río revuelto de los malos pasos denunciados. Buscan sacar adelante sus intereses clasistas sin importarles la mala situación de la gran mayoría de los colombianos. Para ellos lo que cuenta son sus utilidades y los privilegios que han acumulado a costa de la pobreza y en general de las condiciones de exclusión predominantes. Muchos no tienen autoridad debido a que son responsables del saldo negativo que registra Colombia y el cual no hay como ocultar.

El voto popular que respaldó la apertura al cambio en las elecciones de 2022 no lo pueden desconocer unos señoritos o señorones desde sus plácidas cúpulas de poder cultivadas con la adversidad de los sectores desprotegidos. Tarde o temprano ese castillo de ultrajes y de engaños está expuesto a un final que puede ser estrepitoso si no se toman a tiempo correctivos para ponerle fin a la pobreza, la violencia, la corrupción y la negación de derechos destinados a dignificar la existencia de todos los colombianos.

Puntada

La pasión obsesiva del expresidente Andrés Pastrana de estigmatizar a quienes lo superan en conocimiento y honradez no tiene pausa. Siempre anda revolcándose en el mismo odio. ¡Qué mezquindad!

ciceronflorezm@gmail.com

cflorez@laopinion.com.co

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