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Salvar el Catatumbo
Esta región es una de las priorizadas para construir paz en el país.
Domingo, 6 de Enero de 2019

En contraste con las 10 razones que nos dio Iván Gallo para no ir a Cúcuta, yo les voy a dar 11 razones (más importantes que el clima o la superfluidad de las conversaciones en la ciudad) para impulsar una región que ciertamente tiene más ganas de cambiar su situación y mayores problemas por enfrentar que las bien tejidas redes de corrupción y clientelismo que rodean a la perla del Norte. Estas razones son: Ábrego, Convención, El Carmen, El Tarra, Hacarí, La Playa, Ocaña, San Calixto, Sardinata, Teorama y Tibú, los once municipios que conforman la región del Catatumbo. 

El Catatumbo no sólo es hogar del crudo y las exploraciones petroleras, es más que el escondite perfecto de 28.244 hectáreas de coca o el caldo de cultivo de violentas expediciones y masacres. Esta región es una de las priorizadas para construir paz en el país (desde la Agencia para la Renovación del Territorio y a través de los PDET), es una de las áreas geográficas con mayor riqueza hídrica, debido a que allí se localizan más de 70 humedales que actualmente están siendo identificados, recuperados y conservados por Corponor, y uno de los ejes de la resistencia de un pueblo, no sólo ante el conflicto armado sino ante el abandono estatal. 

Se debe luchar por el Catatumbo y debemos preocuparnos, como ciudadanos, hermanos de esta misma tierra, por exigirle al Estado las acciones que se necesitan para darle estabilidad a este tesoro. Antes de seguir esa absurda guerra de comentarios y refutaciones en redes sociales contra una realidad (mal narrada y descontextualizada sí, pero real en su totalidad) criticada por un oriundo de Cúcuta, giremos la cabeza y peleemos y luchemos por transformar el hogar de los Barí y de miles de campesinos y productores que gozan de menos atención que Iván Gallo, y quienes tienen reclamaciones mucho más fuertes y relevantes que atender. 

Coincido con Cristoph Harnisch, jefe de la delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja en que a pesar de que en Colombia el conflicto con las Farc se cerró (con dudas, callejones sin salida, atajos a la verdad y cierto grado de burla hacia algunos sectores de la sociedad), el conflicto armado en el país persiste debido a los grupos que han tomado los lugares que ocupaba esta guerrilla y que en algunas regiones hacen una presencia más fuerte y más violenta en comparación al grupo que se desmovilizó. Basta con mirar las cifras de los municipios del Catatumbo, las denuncias de sus resilientes líderes, los homicidios, secuestros extorsivos y amenazas mediante panfletos y carteles públicos para darse cuenta de que el conflicto sigue vivo y que al Estado le falta mucha acción para lograr lo que se pretende con el Plan de

Transformación Regional, algo en lo que los gobiernos locales tienen más responsabilidad de la que creen. 

Para darle estabilidad al Catatumbo se necesita: Mayor agilidad en los procesos de restitución de tierras, priorización en la búsqueda de personas desaparecidas, protección para los líderes comunales que están luchando por llevar inversión al campo en los 11 municipios de la región, acelerar la erradicación voluntaria y sustitución de cultivos ilícitos, cumplir con la restitución étnica, construir alianzas comerciales que permitan a los campesinos asegurar la comercialización de sus productos a pesar de las distancias geográficas y de los obstáculos impuestos por la violencia y convencer a los alcaldes de esta región de la importancia que tienen en la construcción de planes para el fortalecimiento del territorio, hacerles entender que no es únicamente una tarea del Gobierno Nacional a la cual pueden unirse cuando les convenga figurar en los medios, sino una oportunidad de luchar activamente y gestionar los recursos que se necesitan para cambiar la vida de los habitantes, mediante pequeñas inversiones como como placas huellas, mejoramiento de calzadas, construcción de comedores escolares, tubería de agua potable, placas polideportivas, mejoramiento y cerramiento de instituciones educativas y baterías sanitarias; y 150 kilómetros de vías de la red terciaria.

La invitación es a que seamos tan duros y reactivos con los políticos del Catatumbo y el Gobierno Nacional, como lo hemos sido con Gallo, para hacer realidad el sueño de construir memoria y alcanzar la paz en nuestro departamento. 

 

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