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Reflexionando sobre el posconflicto en Norte de Santander
Norte de Santander tiene un gran desafío para ese escenario futuro, estar en Zona de frontera imprime unas relaciones sociales conflictivas.
Viernes, 8 de Enero de 2016

El actual proceso de negociación del gobierno nacional y las Farc, despierta las más febriles emociones -aceptación, rechazo o escepticismo relativo- pero más allá de esto, es importante pensar en los escenarios futuros desde una perspectiva regional, dado que las dinámicas del conflicto territorialmente son complejas, y por ende desafiantes para la construcción de rutas de paz y reconciliación; lo anterior conlleva a reconocer  que cada  territorio tiene sus particularidades, que la capacidad institucional del Estado es relativa (lo que Fernán Gonzales llama legitimidades diferenciadas), y por último la diversidad de actores e  intereses.

Norte de Santander tiene un gran desafío para ese escenario futuro, estar en Zona de frontera imprime unas relaciones sociales conflictivas, sobre todo por el desarrollo de economías subterráneas que permean la urdimbre social y el entramado  económico fuertemente arraigado a la frontera (formal e informal). La debilidad del Estado, y el desarrollo de “instituciones Extractivas” (para utilizar el lenguaje de Acemoglu y Robinson), como reglas de juego (el imperio de la ley, los derechos de propiedad, la justicia, etc) que determinan los incentivos para los ciudadanos y también para el andamiaje económico, son nocivos y reflejan la poca capacidad de respuesta del Estado. Aunado a lo anterior, los distintos actores e intereses, no solo las Farc, sino también el EPL, ELN, bandas criminales, narcotraficantes etc, generan una complejidad para el posconflicto.

 

La diversidad cultural, social y geográfica del departamento, debe ser el primer punto de partida, como insumo para el reconocimiento de la diferencia y la necesidad de sub-regionalizar y articular para la construcción de procesos de desarrollo. Un segundo elemento es saldar la deuda social, por ejemplo, El índice de necesidades Básicas Insatisfechas NBI  es de 30.3%; en la zona rural es de un 58.2% y la urbana un 22.4%; para el caso de la región del Catatumbo el NBI es de 58.87% de su población, siendo el 38.22% urbana y el 70.96% rural. Frente al índice de pobreza multidimensional IPM el departamento según el DANE el 58% de los hogares son pobres, donde las condiciones educativas del hogar, el trabajo, acceso a servicios públicos y condiciones de la vivienda son los de mayor preocupación. Esto exige un gran esfuerzo del Estado en todos los niveles, esos esfuerzos deben  mejorar los arreglos institucionales, sobre todo en el tema de tierras, según el IGAC el 78% del territorio del departamento tiene suelos afectados (sobreutilización y subutilización); además elgini de tierra en el 2009 fue 0.725 (alta concentración); sumado a lo anterior  el proceso de restitución de tierras ha sido lento, según  informe de la contraloría para el 2013, 69% de los predios no se han hecho solicitudes, de las 2259 solicitudes de registro únicamente 659 predios se encuentran en zona de microfocalziación ( el 29%).

Toda esa amalgama de desafíos para escenarios futuros, exigen un esfuerzo mancomunado e interinstitucional, pero también con amplia participación de la ciudadanía. Asaltan varias preocupaciones, ¿estamos preparados para ese probable escenario?, frente al modelo desarrollo rural del departamento ¿qué se está haciendo y pensando?, (el tema de zonas de reservas campesinas ), y ¿qué sucederá en Norte de Santander con los otros actores del conflicto?, ¿ qué pasará con el narcotráfico? . El camino es largo y las propuestas un imperativo.

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