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Recuperación y prudencia
Estamos saliendo del hueco depresivo más rápidamente de lo esperado, por lo menos en crecimiento económico.
Jueves, 4 de Noviembre de 2021

No me sorprendería que este 2021 terminara el PIB con más de 10% arriba; no recuperaríamos todo lo perdido, pero frenaríamos el grave retroceso vivido recientemente. El desempleo ha venido bajando y es posible que vuelva a 10% para finalizar el año y para el primer semestre de 2022, aunque el aumento de la informalidad requerirá políticas adicionales al mero crecimiento que tienen que ver con costos y procesos.

En cuanto a lo primero, la discusión del aumento del salario mínimo para 2022, será de trascendencia para darle impulso a la formalización o para agravar la informalidad; si, al ritmo de una amenaza inflacionaria que creo no durará si el Banrepública actúa con sabiduría y prudencia, ganan el pulso quienes creen erradamente que la competitividad pasó de moda y que crecer mucho el salario es la clave de la demanda, seguiremos en altos niveles de trabajadores sin cobertura de seguridad social; si se adopta la prudencia como ingrediente principal de la decisión salarial y se aumenta el mínimo con la inflación de este año más una productividad desestacionalizada, es decir, no deformada por la comparación con las pésimas cifras de 2020, es posible lograr al mismo tiempo la recuperación del ingreso de las familias y el regreso al camino de formalización laboral que exhibió nuestra economía durante una década.

No debe el gobierno dejarse meter en consideraciones electorales, porque tomará malas decisiones afectando la reactivación. Es improbable un acuerdo tripartito para salario mínimo salvo que todos, gobierno, empleadores y trabajadores enloquezcan y barran con todo asomo de cuidado económico. No olvidemos el efecto que tiene el aumento sobre el resto de la economía especialmente sobre las finanzas públicas vía pensiones y otros gastos cuyo incremento sigue el del SML.

La deuda ya va en el imposible ¡70% del PIB! Ahora que a los gremios les ha dado por ofrecerse de voluntarios para que sus afiliados paguen más impuestos o para que sustituyan al estado como en el caso de las vacunas contra la COVID, esperemos que no tomen el camino de intentar congraciarse con “la gente” aceptando exorbitantes aumentos en el SML. La manera de avanzar más rápido en la lucha contra la desigualdad y bajarnos del podio latinoamericano que en esa materia compartimos con Brasil, no es aumentando irresponsablemente los salarios; Venezuela es el mejor ejemplo. Es incentivando y enforzando la formalización del trabajo; y esas actitudes son del estado: bajar costos, hacer cumplir la ley y hacer más ágiles los procesos de salario formal como afiliaciones y nóminas electrónicas.

Con petróleo acercándose a los noventa dólares por barril, Colombia puede tener un panorama sostenible mientras vuelven a crecer de verdad los sectores no energéticos. Seguimos con precios altos en café, azúcar, carbón, aguacate, cacao, aceite de palma, entre otros y nuestras exportaciones manufactureras, al igual que las agroindustriales, volvieron a crecer bien.

En el mundo, la recuperación avanza con nubarrornes: Europa vuelve a sentir el virus y hay nuevas tentaciones de cerrar; EE. UU. ha visto bajar los contagios pero teme un invierno de nuevo pico viral; China y Rusia están amenazadas otra vez por la pandemia e imponiendo restricciones. Por el lado de las cadenas de suministro, las cosas no se aclaran. Los puertos en el Pacífico en ambas costas siguen supercongestionados; las materias primas no se mueven al ritmo que debieran; los componentes electrónicos de automóviles y equipos de informática, al igual que los contenedores, siguen escaseando; la mano de obra en 12 países desarrollados de OCDE se ha limitado de manera grave por las limitaciones migratorias y el Brexit y hay amenazas de quiebra en grandes corporaciones inmobiliarias chinas, con daños potenciales globales.

¡Prudencia!, gobierno y candidatos.

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