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Preludio del destino
El peor vacío que nos puede ocurrir a los seres humanos es vivir sin ilusiones.
Domingo, 26 de Junio de 2016

Todo en la vida no es sino un preludio constante, en el que cada momento vive para el siguiente y, si no se juntan debidamente, es peligroso caer en la trampa del destino, que asecha nuestra debilidad para someternos a su capricho, a una humillación que converge en una mayor fragilidad.

Porque es obvio que la existencia es un proceso de ascenso y que, el esfuerzo para desarrollarla, necesita ser consistente; tanto que, a veces, se confunde uno al ver que pudo, o no, llegar a la inmensidad que sus sueños le proponen.

Es, además, un intento de fusión del pensamiento con la magnitud suprema de la espiritualidad, de lo corporal con lo celeste, de la luz con la oscuridad, en este drama de contrarios, para integrar los anhelos en un contexto de esperanza.

El destello del universo en el aroma de la naturaleza, el candor de las formas redondas de ese círculo de luz que ronda los espacios, en fin, todo lo que refuerza la supremacía de la verdad interior, ha de ser el sendero hacia la imaginación...

El peor vacío que nos puede ocurrir a los seres humanos es vivir sin ilusiones; solo cuando uno llega a conocerlas y, poco a poco, a amarlas, comprende el misterio de su propio mundo.

Entonces se decide a ser protagonista de una especie de conflicto entre alegrías y tristezas, desbalanceado por la desproporción de que un momento de felicidad cuesta muchos pesares, pero convencido de que vale la pena batallar, intensamente, para voltear esa ambivalencia.

La madurez consiste en dejar que el tiempo modere el juego, con esa sabiduría que inspira a los mortales a ir dejando el abismo gradualmente, entrar con todo en la misión de ser dignos, aprender a reír y a llorar en paralelo,  a amar y despreciar (sin odio), a hacer que ese teorema de su integridad se resuelva con creces de confianza.

¿Qué más puede uno desear, sino estar a la altura de semejante compromiso de vivir? y, ¿cuáles serán los ajustes que debe realizar, cada instante, para hallar su propia armonía?

 

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