Dirigía “Noticias UFM”, el informativo de la emisora institucional de la UFPSO, cuando uno de los controles que todos los días llevaba a su esposa al corregimiento de Agua de la Virgen , al occidente de la ciudad, donde se desempeñaba como maestra, nos llamó para avisarnos que en la carretera había un retén militar y que como consecuencia de un enfrentamiento con guerrilleros, yacían los cuerpos de varios alzados en armas.

Sin ser periodista y sin desempeñar esa función, informó que los jóvenes abatidos eran oriundos de Soacha, Cundinamarca, lo que nos obligó a hacer algunas conjeturas, para explicar la presencia de los muchachos en una región tan lejana y desconocida.

Como lo expresé hace diez años, causó cierto misterio que los medios de comunicación nacionales no desplegaran la muerte de supuestos guerrilleros provenientes de un municipio cercano a la capital de la república.

Aunque para nosotros no estaba muy clara la versión oficial y por el contrario, nos creó algunas suspicacias, varios meses después, un allegado de las víctimas que estaba vinculado con el CTI informó de los cuerpos que se encontraban sepultados en un cementerio campesino de la vereda Las Liscas, cerca de la universidad y a cinco kilómetro del área urbana de Ocaña.

Cuando los familares de los supuesto rebeldes dados de baja por el ejército, especialmente sus madres, se desplazaron hasta el lugar donde se encontraban los restos mortales de los infortunados muchachos, en medio de escenas dramáticas, de lágrimas, llanto y gritos de dolor, se soltó la bomba mediática de “Los falsos positivos”, que sigue afectando la imagen de los ocañeros.

Una década después del posible crimen de Estado, quienes nacimos y vivimos en esta otrora tranquila ciudad nos preguntamos: ¿por qué escogieron esta región para perpetrar semejante atrocidad? .

Pese a que fueron judicializados y hasta condenados oficiales de la desaparecida Brigada Móvil 15 y del propio Batallón Santander, las inquietudes persisten: ¿la repudiable acción militar que cobró las vidas de cerca de 30 jóvenes, quiénes las ordenaron?, ¿algún día conoceremos a los autores intelectuales de la tragedia que envuelve todavía a las mamás de falsos subversivos? .

Para Ocaña y la región, los “falsos positivos”, cumplen diez años de un estigma de violencia y muerte, y siempre que se hable de ellos, en el país o fuera de él, las imágenes del cementerio campesino de Las Liscas, seguirán difundiéndose a través de la televisión.

Cuando el gobierno nacional de turno decida reparar a las madres o sus descendientes por los daños emocionales y legales ocasionados por el asesinato de los jóvenes soachenses, ojalá que el acto se realice en esta ciudad, para que al menos se intente cambiar la imagen de esta tierra, y que además, en el cementerio rural se erija un monumento para honrar la memoria de las víctimas de los falsos positivos.

Agregado: pasó diciembre y el frío siguió en enero y continúa en este mes. Hacía muchos años que no observábamos a los ocañeros con abrigos, como era costumbre desde el siglo pasado hacia atrás. Las fotos antiguas son elocuentes.