A sus 60 años, ya cumplidos, la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS) debiera tener consolidada una mayor dimensión académica y ser más relevante en la región, con enseñanza de reconocida calidad, muy por encima del inmediatismo que parece ser lo predominante en su funcionamiento. Dado que es patrimonio común de primer orden como institución de educación superior y del conocimiento, su manejo debe responder a principios consecuentes con los objetivos trazados por los fundadores.

No obstante tener resolución de acreditación del Ministerio de Educación la UFPS no opera con la dinámica suficiente y su desarrollo se ha visto afectado por la recortada visión de quienes la administran. Estos han preferido depender de la frágil politiquería y han construido un entramado amarrado a los intereses personales. El resultado ha sido la acumulación de atrasos con respecto a programas que pudieran llevar a la ampliación de las posibilidades en investigación científica y la articulación al estudio de los asuntos que configuran la realidad del departamento. Por eso el alma mater está en un nivel vulnerable y en las mediciones que se hacen periódicamente aparece con baja calificación.

Otro mal que afecta a la UFPS es el conformismo de quienes tienen responsabilidades de mando con los desvíos que se hicieron recurrentes. La reelección del rector en seis períodos no aportó buenos resultados y empañó la imagen institucional. Esa práctica es viciada y recorta opciones en la competencia democrática que debiera ser norma en un establecimiento que está llamado a la formación de dirigentes no solamente idóneos sino libres de toda sospecha.

Por eso la UFPS no puede seguir recurriendo a más de lo mismo. Necesita un cambio en su manejo, que la actualice y la articule a las nuevas corrientes de la educación superior. Debe quedar libre de prácticas que afectan su función. Su solvencia académica tiene que ser prioridad, con énfasis en lo que puede ser de utilidad para el departamento.

Y necesita también aclimatar la paz y la convivencia. Los episodios de agresión protagonizados alrededor de las campañas para elección de rector son lamentables. Todo un golpe bajo, atizado además por estudiantes que perdieron el sentido de pertenencia y se enlodaron propiciando violencia a su casa de estudios. ¿Dónde quedó su estimación a esta? ¿A qué aspiran? Es un capítulo que avergüenza y debe llevar a la reflexión sobre el desvío en que se ha caído.

La consulta llevada a cabo viernes y sábado, con participación de docentes, estudiantes y funcionarios de administración, debiera ser el punto de partida de una apertura de cambio de la UFPS. Todos los sectores de la comunidad universitaria debieran comprometerse a trabajar con miras al fortalecimiento académico y un desarrollo que supere las estrecheces de hoy y le dé a la institución su condición respetable de centro del conocimiento a un mayor nivel, para que su función educativa alcance los mejores resultados en la formación de quienes acceden a las aulas abiertas con espíritu de libertad.

Pero no se trata de apariencias, ni de pactos amañados o tráficos perniciosos. Es la Universidad, merecedora de aprecio y respeto.

Puntada

“Los cuervos tienen hambre”, la novela de Carlos Esguerra Flórez, está reeditada y vale la pena su lectura.

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