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Obsolescencia y movilidad
Sábado, 4 de Abril de 2015

A pesar de que no soy muy religiosa que digamos, en esta pascua quiero agradecer porque ya casi se acaba el periodo del alcalde Donamaris Ramírez y su eslogan no cumplido Cúcuta para grandes cosas. De lo que no estoy muy segura es de si vamos a resucitar como ciudad, o si permaneceremos en una tumba en medio del desierto.

Una de las cosas que mas me decepcionaron de este periodo fue la gestión respecto a movilidad, en particular, la semaforización. Es el mayor dolor de cabeza de la ciudad si de cosas practicas se habla, y todos los ciudadanos estamos de acuerdo en que si un alcalde ni siquiera es capaz de mantener funcionando los semáforos, pues ni hablar de la situación de informalidad, desempleo, inseguridad o pobreza.

Lo que más me impresionó durante estos cuatro años fue la última excusa esbozada por la Secretaria de Tránsito y Transporte: El calor como uno de los argumentos de la Secretaria de Tránsito y Transporte de la ciudad. Yo entiendo que la durabilidad y resistencia de los objetos es finita, que no se puede poner un cono de helado en una ventana durante un dia soleado, o que un computador que caiga en el agua posiblemente llegara el fin de su vida útil; pero no puedo comprender que un semáforo en una ciudad tropical (por no decir tan caliente como el infierno) se dañe a causa de la temperatura.

Ahí me pregunto yo: ¿No deberían estar por lo menos pensados para las condiciones ambientales y climáticas de la ciudad? Es una excusa absurda y hasta desafía las leyes de la física. Para creer eso me gustaría ver estudios que comprueben la relación entre la temperatura y la humedad y el funcionamiento eléctrico u operativo de los semáforos.

Definitivamente, no se sabe que papel esta jugando el Secretario de la cartera de transporte, Javier Ardila. Por un lado, no tiene reparo en hablar de la situación de los semáforos y por lo mismo indico que por lo menos uno en la Avenida 0, estuvo dañado 25 veces en marzo, o casi todos los días de ese mes. Sin embargo, por otro lado, no interviene como gestor. Ante las cámaras y entrevistas que se le han hecho no habla de cuales son los planes para reparar la red de semáforos y solo indica que hay que esperar a ver si la Alcaldia pone cinco mil millones para invertir en el asunto. Mejor dicho, Ardila no presenta una postura firme de ninguna orilla del rio: no habla desde el característico silencio institucional del gobierno Cúcuta para Grandes Cosas, pero tampoco se preocupa por mejorar el rendimiento de su cartera.

Creería yo que el problema en Cúcuta, hablando de semáforos únicamente, no es de planeación urbana ni de desconocimiento, ya que los 436 que tenemos, están ubicados estratégicamente. El verdadero lio esta en el funcionamiento de los mismos, en el sistema operativo que manejan y por supuesto, en su obsolescencia. Accidentes y heridos son los resultados del mal manejo de la semaforización en la ciudad, sobre todo en una donde el número de carros y motos aumenta; pero las redes de la urbe no cambian.

Pareciera que fuese un lujo tener semáforos que funcionen. Yo entiendo que vivimos en un país del Tercer Mundo (aunque esta expresión ya este en desuso), pero tampoco tenemos que someternos a la anarquía tecnológica en una ciudad de mas de 600.000 habitantes.

 

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