La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
Noticias del proceso
El país ha estado concentrado en el discurrir de la novela Santos-Maduro, por cuenta de la delirante y agresiva actuación del dictador venezolano.
Viernes, 11 de Septiembre de 2015

El país ha estado concentrado en el discurrir de la novela Santos-Maduro, por cuenta de la delirante y agresiva actuación del dictador venezolano, situación que se torna cada día más incierta y de repercusiones impredecibles para los dos países, pero que muestra una realidad apabullante de afectación económica a ambos lados, en una población que vive directamente del comercio binacional, la cual a mi parecer no ha sido atendida debidamente, al menos, de parte del gobierno colombiano, que se ha preocupado más de dirigir sus energías a atender la crisis humanitaria de los deportados, a mostrar esa cara dramática en los diferentes foros internacionales de derechos humanos, y a perpetuar de alguna manera la escena en nuestra ciudad para tener algo que mostrar de la violación de Maduro a los derechos fundamentales de estas personas.

Sin embargo, debemos decir que se torna peligroso para la región no acelerar el proceso de retorno de esta población a sus lugares de origen, con las debidas ayudas que debe proveer el gobierno nacional para que al menos tengan lo mínimo para el comienzo de una nueva vida, pues la ciudad y la región se encuentran postradas por la falta de empleo, una economía en el fondo de la olla, una región hasta ahora olvidada del gobierno central, y para completar una dirigencia política y empresarial sin ideas, sin proyectos y sin la audacia que se requiere para hacer de estas circunstancias una oportunidad para salir del atolladero.

En medio de este escenario, a nivel central ya se empieza a descorrer la cortina del verdadero proceso que se está gestando en La Habana, noticias que se tornan preocupantes por su contenido y su verdadera intención. No podemos los colombianos, adormecidos por el lío fronterizo, olvidar en ningún momento que la batalla decisiva se está dando en la mesa de negociación y debemos estar atentos y vigilantes sobre la reforma constitucional que se pretende llevar a cabo para implementar los acuerdos. No olvidemos que el gobierno hará uso de sus mayorías parlamentarias para pasar por encima de los reparos válidos que ha hecho la oposición, la cual representa la voz silenciosa de más de la mitad del pueblo colombiano en este proceso, como lo ha mostrado sin ninguna duda las encuestas reiteradas que se hacen alrededor del tema.

Sin ir más lejos, el mismo presidente Santos reconoció ayer que aún con lo avanzado el proceso y ya montándose en el caballito de implementar los acuerdos, a estas alturas las FARC no quieren reconocer la reparación de las millones de víctimas que a lo largo de los años su actuar terrorista ha dejado regadas, y por el contrario, se quieren declarar victimas ellos.  Háganos el favor con esta actitud que se puede esperar de temas puntuales como la entrega de armas y la desmovilización?

Porque la semántica de la frase “dejación de armas” no puede ser admitida bajo ninguna circunstancia, es decir, se les perdona lo imperdonable, se les dan curules, se les admite como partido político, pero los “angelitos”, ¿van a dejar sus armas guardadas en un depósito? Mal estaríamos si aceptamos que por la premura de implementar y firmar un acuerdo, estos puntos queden en el tintero de la nebulosa jurídica, tan manoseada en este país de leyes que no se cumplen y que a diario se violan sin ningún pudor.

Desde esta tribuna hago un llamado a no tragar entero,  a no dejarnos embrujar por cantos de sirena, a crear incluso un movimiento de resistencia civil, porque los gobiernos verdaderamente democráticos no puedes pasar por encima de la opinión pública.

 

Temas del Día