En los últimos días hemos visto en Cúcuta decisiones administrativas inaceptables en lo que se refiere a estrategias serias que impacten de manera positiva en la movilidad. Ahora aparece la improvisada entrada en operación de una gran cantidad incierta de vehículos tipo A llamados “colectivos”, los cuales se presentan como la “superestrategia” para mejorar los desplazamientos y viajes a lo largo del área metropolitana.

¿Y entonces lo que contempla el plan de desarrollo de Cúcuta 2016-2019 en movilidad qué? Pareciese pura verborrea para cumplir un requisito legal de forma. ¿Cuándo será que los cucuteños veremos una administración –junto al área metropolitana- con la voluntad real de consolidar un moderno sistema integrado de transporte publico metropolitano o regional sostenible que mejore la movilidad y el medio ambiente en esta área?, ¿será que les ha quedado grande el tema y como no se trata de “ladrillo y cemento” se pierde el interés en ello?

La cuestión de los colectivos debe ser debatido en todos los ámbitos posibles y el Concejo de Cúcuta deberá realizar un digno control político que involucre a todos los organismos de movilidad del nivel municipal, metropolitano, departamental y nacional para darle claridad a la ciudadanía sobre dicha decisión. Por ahora, mencionaré la importancia de incentivar la movilidad sostenible a través del uso de las bicicletas.

Este es un tema que ha venido tomando fuerza en los últimos años en Cúcuta por lo que empiezan a consolidarse movimientos ciudadanos importantes que no sólo están adoptando la bicicleta como medio de transporte principal, sino también como una forma de ejercitarse, generar cultura deportiva y de lograr desplazamientos más rápidos y seguros.

En efecto, la bicicleta se considera en muchas urbes importantes del mundo como un medio de transporte “democrático, equitativo, ecológico y saludable”. En Colombia por ejemplo a partir de la Ley 1811 de 2016, se establecieron como objetivos primordiales: incentivar el uso de la bicicleta como medio principal de transporte a nivel nacional; incrementar el número de viajes en bicicleta; avanzar en las mitigaciones del impacto ambiental que produce el tránsito automotor; y mejorar la movilidad urbana.

Es decir, a partir de la entrada en vigencia de dicha Ley el uso de la bicicleta ya no se considera un medio de transporte complementario de los distintos sistemas de transporte público posibles sino como un medio de transporte principal que deberá integrarse a estos. El gran problema es que Cúcuta no tiene ninguno de los dos por lo que es el momento de planificarlos y desarrollarlos.

Se calcula que al día de hoy Cúcuta tiene tan sólo 10 kilómetros de infraestructura para ciclorruta. Las bicicletas son el segundo medio de transporte que menos espacio requiere por persona. Un ciclista para transitar necesita 3 metros cuadrados mientras que un vehículo particular con capacidad máxima necesita hasta 20 metros cuadrados por ocupante. En ese sentido, un estudio de la universidad de Sevilla calcula en 550 millones de euros el beneficio socioeconómico que la red local de carril bici reportaría a la ciudad de Sevilla en España durante los 25 años posteriores al inicio de su construcción, en 2006 (diariosevilla.es).

Así las cosas, el ciclismo urbano cobra cada día mayor relevancia y conciencia en la ciudadanía por lo que se prevé en el corto plazo en Cúcuta una presión democrática para que los gobiernos municipales de turno le apuesten a la movilidad sostenible, en especial la que tiene que ver con el uso de la bicicleta. 

Por todo lo anterior, presentaremos con el apoyo ciudadano un proyecto de acuerdo para darle desarrollo a las normas establecidas en la Ley 1811 de 2016, para que así Cúcuta entre en la vanguardia de las ciudades que logran mitigar los efectos nocivos del transporte público tradicional y de colectivos, logrando con ello movilidad sostenible.