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Maduró el problema. ¿Y la solución?
Cúcuta es el enemigo en el imaginario del autócrata histriónico.
Sábado, 29 de Agosto de 2015

Si alguien tenía dudas sobre hacia dónde va a dirigir Maduro su atención para buscar el conflicto que desvíe la atención de los problemas internos Venezuela, la respuesta llegó: Cúcuta es el enemigo en el imaginario del autócrata histriónico. Y el gobierno Santos hace el tema aún más complejo, pues el proceso de paz es la única apuesta por el país del presidente y en eso juega papel esencial el régimen venezolano, por lo que la reacción central del gobierno colombiano ha sido pedir prudencia y tratar la problemática como un asunto de ayuda humanitaria.

A mi parecer nos quedan tres escenarios. El primero es “a la mano de Dios”, dejar que las cosas sigan a ver donde llegan. El segundo, vinculado al primero, es esperar “la ayuda del Dios gobierno”, que nos saque del subdesarrollo. Ambos agotados. Un tercer escenario es “hágalo usted mismo”. Michael Bloomberg, en su más reciente artículo titulado “El siglo de la ciudad” dice “que la influencia ha pasado gradualmente de los gobiernos nacionales hacia las ciudades, especialmente en países que sufren de parálisis burocrática y que son políticamente cerrados”.

Creo que debemos aprovechar la convocatoria de Camacol a pensar la ciudad a 50 años, para dar el debate sobre el verdadero desarrollo. Y hay dos temas que usualmente se trabajan por separado y por eso ninguno cumple su propósito. La ciudad visión, que busca definir cuál va a ser la base del desarrollo económico, sustentable primero y sostenible después, de largo plazo de la ciudad y la región circundante en el caso de áreas metropolitanas integradas. Por otra parte, el desarrollo urbano que busca lanear el crecimiento físico de la ciudad obedeciendo a su realidad económica, ambiental, sociopolítica, geopolítica e histórica, entre otras.

Plantear una visión de ciudad a 50 años, me parece una propuesta valiosa si se trabaja de manera profesional interdisciplinaria y considerando modelación compleja.

El objetivo final tanto de la planeación urbana y la ciudad visión es lograr desarrollo sostenible. La primera palabra es desarrollo, de connotación esencialmente económica y busca poner la región en condición de crear riqueza.

Lo sostenible es, esencialmente, no girar desarrollo contra ambiente. El control de emisiones es el más conocido y solo basta mirar nuestros ríos para saber que ahí tenemos graves problemas. Hay hábitats especiales como las cuencas de ríos que deben recuperarse.

Otro punto de la estructura de la discusión de la visión ciudad es la variable geopolítica, que en el caso de frontera la define. Podemos hablar desde local, lo metropolitano, lo fronterizo o lo binacional y debemos definir es cuál visión debe primar para maximizar los resultados.

La visión fronteriza es una extensión del área metropolitana. Debería incluirse en la planeación del área metropolitana toda el área fronteriza del Norte de Santander, lo cual plantea a su vez una definición de la especial relación con la región más estratégica y problemática del Norte de Santander, el Catatumbo. La visión de Cúcuta a 50 años sin el Catatumbo es incompleta.

La visión binacional es un tema mucho más arriesgado pero hay que entender que en una planeación a 50 años, el corto plazo se vuelve coyuntura. El tema del área metropolitana binacional es un tema que debe ser debatido al menos para descartarlo.

Uno de los retos grandes de éste proyecto de planear a 50 años es buscar una visión de la ciudad que se ha sentido en crisis por 30. Por eso, como no tenemos un modelo de desarrollo se corre el peligro de caer en lugares comunes, sin explorar nuevas realidades que no se han vivido.

Geográficamente somos una zona aislada de manera competitiva del país. Pero estamos indefectiblemente unidos a Venezuela y somos indefectiblemente colombianos. Esa es nuestra geografía y nuestra historia.

La región hoy es un caso grave de seguridad. Y esa variable, más aún que la infraestructura, es condición necesaria aunque no suficiente en cualquier modelo de desarrollo. Pensarnos como nunca hemos sido, requiere tener claros unos conceptos. Disponer de infraestructura actúa como un motor de desarrollo y por eso no solo se mira el hoy.

Por ejemplo, contar con una estructura de seguridad especial, un sistema férreo basado en carga, son sistemas físicos inexistentes que bien podrían definir una nueva planeación urbana del territorio.

Hay mucho por hacer y el proyecto de Camacol es un buen arranque.

 

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