Al margen del dinero que lograron reunir los promotores del evento artístico que se desarrolló en un antiguo bailadero en el norte de la ciudad, que entre otras cosas era urgente para mitigar las penurias económicas de uno de los dos ancianatos que funcionan en la Villa de los Caro, el espectáculo logró reunir a los cantantes y músicos más destacados de esta región.
El certamen artístico, que fue convocado por una fundación, cuyos dirigentes más notorios son ocañeros radicados en Cartagena y en esta localidad, además de tener un fin filantrópico, permitió el reencuentro de muchos amigos, que le dieron rienda suelta a las remembranzas y nostalgias con las canciones interpretadas por la inolvidable Yolandita Pérez, Mauricio Uribe, Gustavo Quin, los hermanos Baene, Amanda Sánchez, y otros que quieren seguir sus pasos exitosos.
El fuerte aguacero que enmarcó la jornada romántica no fue obstáculo para que las personas que pretendieran embriagarse con los recuerdos asistieran a la “Trampa”, un establecimiento comercial, fuera de servicio, que fue cedido por el ex secuestrado Ramón “Moncho” Cabrales.
El agua que escurría por el techo del quiosco principal, que incluso obligó a usar paraguas, o que mojó los pies de los asistentes, en cambio de pasmar sus ánimos, al ritmo de las melodías y acompasados con las voces de los artistas invitados, más algunas copas de licor, generaron un ambiente de confraternidad y la oportunidad de muchos abrazos entre los amigos que hacía rato no se encontraban.
Como en los teletones que se realizan en el plano nacional, la euforia de los reencuentros, adornados con las canciones de los años mozos, y combinada con las libaciones, se encendió con las donaciones anunciadas por la pareja de animadores, que fueron determinantes para no dejar que el ambiente se enfriara.
Yolanda demostró que su garganta sigue intacta y que la capacidad histriónica que le permitió lucirse en grandes escenarios como la televisión nacional , en las décadas de los sesenta y setenta, sigue vigente.
Cantando “Granito de Arena”, “Lo nuestro Terminó”, y varios vallenatos románticos, hizo levantar a sus paisanos y los puso a bailar. Gustavo Quin y Mauricio Uribe, con los temas que le han dedicado a su patria chica, y con el acompañamiento de los hermanos Baene, provocaron lágrimas y suspiros en un público adulto y que fue joven por allá en los años sesenta.
Las monjitas que regentan los asilos de San Antonio y Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma, poco acostumbradas a este tipo de certámenes, no dieron muestra de aburrimiento ni de sueño, por el contrario, se mostraron felices con la solidaridad de los asistentes y por los aportes anunciados por los maestros de ceremonia.
Muy bien por el respaldo recibido, aunque ronda la preocupación por el desinterés del Estado con los abuelitos, que además de ser abandonados e ignorados por sus hijos y demás familiares, no cumple con una obligación que debería ser de carácter constitucional.
No se sabe cuánto fue el producto del recaudo, pero el acontecimiento artístico sí provocó muchas emociones y evocaciones , al punto que se ha propuesto repetirlo, pero en un escenario más adecuado y cómodo, quizá en plena temporada decembrina, cuando muchos lugareños retornan a sus lares para compartir la navidad y año nuevo con sus seres queridos y con los cómplices de las aventuras infantiles y juveniles.
Como el vino, los cantantes de la “nueva Ola”, parece que sus voces las entonan mejor, y las acompañan de manera magistral con los instrumentos musicales propios o de quienes completan el elenco artístico.
Ojalá que se vuelvan a presentar y que la campaña no se denomine Ocaña por ti, sino Ocaña por vos.