“Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos reflexivos y comprometidos puede cambiar el mundo. De hecho, es lo único que lo ha logrado”
Margaret Mead, antropóloga estadounidense.
El proyecto de reforma políticaque aún le faltan 4 debates en el Congreso de la República para ser aprobado, tiene varias proposiciones polémicas que muy seguramente no lograran pasar y no harán parte del texto definitivo de la reforma. Una de ellas que hasta el momento ha dado bastante de que hablar es la propuesta de limitar la forma de participación política obligando a los partidos a presentar únicamente listas cerradas para aspirar a los cargos de elección popular en las distintas corporaciones a nivel local, regional y nacional.
Las listas cerradas obliga a que votemos solamente por el logo del partido y ya no por el candidato de nuestra preferencia. El orden de esta lista se determina al interior del partido, lo que trae muchos inconvenientes teniendo en cuenta la fragilidad institucional por la que atraviesanaquí en Colombia.
Nada más conveniente para la democracia colombiana que poder llegar a tener unos partidos políticos fuertes, organizados, y con toda la legitimidad necesaria para movilizar la ciudadanía a participar activamente en las elecciones, y demás actividades que normalmente realizan estas colectividades.
Pero la realidad nos ha mostrado que casi todos los partidos están lejos de cautivar a grandes sectores de la población que puedan llegar a sentirse identificados con alguno para simpatizar o militar en este. ¿Qué partidos tienen un censo real y completo de cuantos militantes acreditados y carnetizados tienen? ¿Cuáles partidos tienen definido los procedimientos de democracia interna para elegir sus candidatos?.
Las respuestas son preocupantes, ya que prácticamente ningún partido político tiene procesos de democracia interna que garanticen la participación de nuevos liderazgos tanto en la conformación y sobre todo en el orden en el que se debería establecer una lista cerrada.
Por estas razones las listas cerradas no son convenientes, ya que tanto los políticos con credencial (concejales, diputados y congresistas) tienen asegurado un puesto en los primeros lugares de la lista sin importar que hayan hecho o no una buena gestión en sus periodos, también los dirigentes de cada partido tienen el poder del lapicero para definir a quien dejan arriba y a quien no, lo que claramente restringe la democracia en vez de fortalecerla y ampliarla.
Lo primero que se debería hacer es reformar los partidos, volverlos realmente unas instituciones democráticas con procesos claros de democracia partidista que le de poder real a sus militantes y simpatizantes de tomar las mejores decisiones para la colectividad. En este punto es que debería centrarse una reforma política seria, antes de pensar en cerrar las listas y seguir restringiendo la democracia colombiana.
Adenda: Si se termina aprobando la reforma política con el “Fondo de Inversión de Iniciativa Congresional”, que palabras más palabras menos es entregarle un porcentaje del presupuesto nacional de inversión (Casi 10 billones de pesos en 2019) para que los congresistas decidan a su antojo donde y en que invertir los recursos, estaremos ante el caso más absurdo de “mermelada” en la historia de Colombia.
Andrés Clavijo Rangel.
Politólogo - Universidad de Antioquia
Especialista en Opinión Pública y Marketing político - Universidad Javeriana
Twitter: @ClavijoAndres83