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Las claves
Da paso a un anhelo interior que se convierte en el fuego de una misión de dignidad, una vía íntima de purificación.
Domingo, 29 de Mayo de 2016

El destino es la consciencia de haber sido nada y creer que se puede ser todo, para optar la posibilidad de arrodillarse ante la majestad del infinito y saber que si uno no se mide por afanes, y se deja arropar por el sueño que duerme enuno mismo, halla la ruta de esa mágica dimensión en que se envuelve el misterio de la sabiduría: crecer en espiritualidad.

Sentado en la colina del tiempo mayor, a donde sólo se asciende por un sendero de años, escucho el eco de la historia del destino, de la mía y la de quienes me han rodeado en labúsqueda de mi propio soporte individual y oigo, además, el de los obstáculos que han impedido, y aún lo hacen, las opciones de cambio que pudieron haber fortalecido de más aventura mis sueños.

Es un sonido de sentimientos, a veces en forma de huracán, otras a la manera susurrante de los pájaros, o con trinos vibrantes de nostalgia alegre, de una mirada prolongada de horizontes, aquellos que sugieren la legendaria confrontación delhombre consigo mismo.

Entonces se hace claro que la bisagra entre el esfuerzo y el destino es, indudablemente, recíproca, abre a una ley interior, a la puerta de acceso a las claves que están enel fondo del alma: silencio y sumisión (estoicismo), con las cuales se pueden maniobrar las sentencias primeras del hado.

Da paso a un anhelo interior que se convierte en el fuego de una misión de dignidad, una vía íntima de purificación, para corregir el rumbo de ese duende juguetón que, probablemente, acosa al ser bueno con propuestas inapropiadas para probarlo: es el afán de ir corrigiendo cadaacaso de la vida.

De hecho, cuando el destino se da cuenta de que uno quiere salir de la mediocridad ledefine una misión compuesta de serenidad y fe, que decora el futuro y nutre de ansiedad sanala evolución personal, el laberinto de salir y entrar al camino, con una absoluta convicción de que se puede ser auténtico, transformar la sombra oscura, perfilarla e irla dotando de la consistencia de las virtudes que apropian al ser humano en su identidad genuina.

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