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La tarea, convertir a los enemigos en adversarios
El propósito entonces no es hacer justicia mirando hacia atrás, sino construir historia empujando hacia delante.
Miércoles, 10 de Agosto de 2022

Mientras que en la guerra se tienen enemigos, en el debate político y democrático, debemos ser, adversarios. Esa vieja sabiduría, tan frecuentemente olvidada debía convertirse, en la coyuntura actual del país, en un verdadero propósito compartido, nacional como se dice ahora, hecho posible por los Acuerdos de La Habana y que además se constituiría en condición para lograr todos sus frutos; solo así sería posible evitar que la brasa de la violencia siga encendida y en cualquier momento se reavive, como lo estamos viviendo.


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Pepe Mujica, expresidente y exguerrillero uruguayo que como persona considero admirable en su sencillez y capacidad de verdad, de asumir con claridad y profundidad la realidad como es, plantea que no debemos “mirar hacia el pasado, que no tiene arreglo; lo más importante es el mañana”. Para enfatizar anota dos puntos: que el progreso humano, el futuro, no lo regalan los dioses y que no es sencillo desandar un camino cargado con tanto odio acumulado en el pasado, como sucede en Colombia. La tarea es entonces, como profunda y bellamente nos dice Mujica, “transformar las heridas en cicatrices” gracias a que se podría conocer la verdad, punto necesarísimo, sin andar pasando cuentas de cobro. Complemento de lo anterior, que la verdadera prosperidad, no la meramente material, “tiene que incluir y no excluir”.

Nos recuerda que en nuestra historia hay muchas heridas, pues “barbaridades se cometieron de un lado y del otro”, que dan origen a reclamos porque se conozca la verdad y se haga justicia, esto último como si fuéramos dioses: “si nos ponemos milimétricamente a cobrar, no saldremos nunca de nuestra tragedia”. Su sabiduría de la vida le permite afirmar que “es suficiente saber la verdad, sin pretender cobrar cuentas”. De alguna manera, se trata de aprender a convivir.


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El propósito entonces no es hacer justicia mirando hacia atrás, sino construir historia empujando hacia delante. Lo peor que nos puede pasar a los colombianos es permanecer enredados en el pasado, con los errores que hemos cometido y pretendiendo saldar viejas cuentas, abandonando la construcción del porvenir. En este punto Mujica nos plantea el gran desafío, los colombianos debemos “tener el coraje de pasar la hoja y pasar por encima de los sentimientos personales. Las nuevas generaciones no se merecen que les extrapolemos nuestros dolores, nuestras angustias, nuestro instinto de venganza”.

Son reflexiones que expresó en entrevista que le hizo El Espectador en Colombia +20 el pasado 18 de julio, a propósito de la elección de Gustavo Petro, que a muchos les pueden parecer ligeras y románticas, pero que ameritan ser reflexionadas porque, salvo que se haga un replanteamiento en la lógica de basta ya, seguiremos alimentando la violencia, la incomprensión, esa mezcla asesina de miedo y odio que no conoce fronteras ideológicas, efectivo caldo de cultivo de un conflicto, de una polarización cargada de emocionalidad que recalienta el ambiente social y alimenta la confrontación y con ello mata cualquier posibilidad de llegar a un escenario donde sea otro el ambiente que se respire y que permita como dice Mujica, transformar las heridas en cicatrices y pasar de una dinámica social de exclusión a una de inclusión.

El expresidente tiene clara la oportunidad y las dificultades de Petro para darle un viraje a la dinámica política y diría anímica del país, que en buena medida se lograría con la implementación de los Acuerdos de La Habana, importantes para permitir el cambio político que está en curso. En esa perspectiva, la propuesta aún no concretada de un acuerdo nacional - diferente al político de gobernabilidad entre los partidos - podría tener además una extensión hacia el perdón social, igualmente difuso y sin concretar. Las reflexiones de Pepe Mujica al respecto, son tremendamente pertinentes para el momento que parece que vivirá Colombia en los próximos años. Será un momento pleno de incertidumbre y de expectativas.

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