Plagiando el título de una conmovedora canción del cantautor mexicano Juan Gabriel, quienes tuvimos el privilegio de nacer en el entonces tranquilo y pintoresco poblado, con nostalgia e impotencia, observamos que el inexorable progreso está transformando todo, desde lo urbanístico, hasta el comportamiento ciudadano.
La inspiración del destacado artista azteca coincide con el video que transita por las redes sociales, en el que se comparten las imágenes captadas desde un carro que circula por la otrora apacible ciudad.
De una manera lenta y sorprendente, se observan las antiguas casonas que después fueron demolidas para convertirlas en edificios. El tránsito vehicular era escaso y las calles se veían amplias y despejadas.
Quienes se sentaban en las bancas del parque 29 de Mayo, se deleitaban con la vista hacia los cerros de Cristo Rey y la Santa Cruz, incluso, lograban observar las antenas de Pueblo Nuevo, y disfrutar de la brisa fresca que provenía de las montañas.
Las torres que se levantan alrededor del parque, taponaron el panorama y la visión se limita a estructuras de acero y cemento. Los diferentes senderos del céntrico lugar, difícilmente se pueden transitar por la proliferación de ventas ambulantes, “culebreros” y el alquiler de carritos para que los niños giren sobre la Columna de la Libertad de los Esclavos.
Los conciertos dominicales de la banda municipal desaparecieron de la escasa actividad artística , porque a varios alcaldes se les ocurrió que la mínima parte del presupuesto que se destinaba para el funcionamiento de la prestigiosa agrupación musical, era inoficiosa y hasta un despilfarro.
El ruido generado por los cláxones y pitos de los carros y motos, en los constantes trancones en las únicas vías, las calles 10 y 11, contrasta con el ambiente que se gozaba hace unos treinta años.
El escándalo que provocan los equipos de sonido activados a todo volumen por los vehículos en movimiento , o los que utilizan los establecimientos comerciales para atraer compradores , elevan el grado de estrés y posiblemente el nivel de agresividad ciudadana.
La inmisericorde tala de árboles y la destrucción de humedales, para la ejecución de ambiciosos proyectos urbanísticos, desde ya anuncian los tributos que todos deberemos pagarle a la naturaleza.
Aunque los efectos del calentamiento global se sienten en distintas partes del planeta, uno de los elementos utilizados por los poetas para magnificar la imagen de la ciudad, el clima, se está devaluando de manera dramática.
Nunca se habían sentido tanto calor como en el mes anterior. ¿Cuándo utilizábamos ventiladores para poder dormir? Hasta ahora, todavía tenemos agua abundante y constante. Pero , los escasos caudales de los ríos Algodonal y Tejo, deberían prender las alarmas.
La poca agua que corre por ellos, está acabando con una de las contadas tradiciones recreativas que persistían… los paseos con sancochos de gallina, y los chapuzones en los balnearios naturales.
En plena época electoral, ¿cuál de los candidatos estará diseñando un proyecto serio y aplicable, tendiente a comenzar a recuperar nuestra fuentes hídricas?