Ahora los medios norteamericanos se dan golpes de pecho y atacan a Trump diariamente, por sus mentiras, inventos, racismo y falta de preparación. Sin embargo, durante el proceso de las primarias republicanas, le dieron toda la pantalla y publicidad gratuita que pudieron. No imaginaron que llegaría tan lejos.
Inicialmente se inscribieron 16 candidatos para las primarias del partido republicano. Cuatro se tuvieron que retirar prontamente, por falta de apoyo. El grupo de 12 que quedó se fue desgranando paulatinamente. Finalmente tan solo quedaron compitiendo Donald Trump, el empresario, Ted Cruz, senador por Texas, y John Kasich, Gobernador de Ohio. Trump ganó en 41 estados, Ted Cruz en 11 y Kasich sólo en 1, su propio estado.
Desde su lanzamiento como candidato, y gracias a la acogida que sus declaraciones tenían en los medios, sobre todo en la televisión, Trump apeló al racismo y a los prejuicios de una franja de la población blanca, resentida, pobre y poco educada. Desde tiempo atrás había asumido la vocería de los extremistas que negaban que Barak Obama hubiera nacido en los Estados Unidos. Sugirió que habría nacido en Kenia y que posiblemente era musulmán. Esa fue su manera de pretender quitarle legitimidad al primer Presidente negro en la historia de este país.
Desde tiempo atrás, Obama había publicado la versión corta de su partida de nacimiento. Para Trump eso no era suficiente. Afirmó que ese certificado era fraudulento. Cuando el Presidente presentó la versión larga de esa partida, certificada por las autoridades de Hawai, Trump siguió con sus teorías. Llegó incluso a invitar públicamente a hackers para que se robaran las calificaciones de los estudios universitarios de Obama y chequearan el lugar de nacimiento que habíasido registrado.
Ahora, a menos de dos meses de la votación general para la Presidencia, sin ninguna explicación y sin pedir excusas, Trump recogió velas y admitió que Barak Obama nació en los Estados Unidos. De manera cínica inventó que su contrincante en la carrera presidencial, Hillary Clinton, había sido la iniciadora de los rumores sobre el nacimiento en el exterior de Obama. Afortunadamente ya la prensa no le come cuento y está pendiente de sacar a la luz sus mentiras, incluidos los antes dóciles programas de opinión en la televisión.
Los periodistas serios, así como más de la mitad de la población de los Estados Unidos, están asustados ante la perspectiva de que Donald Trump gane las elecciones. Esa es una posibilidad más cercana hoy que ayer. Trump ha venido subiendo en las encuestas nacionales y en las de algunos estados que son clave para el triunfo de cualquiera de los dos candidatos.
Infortunadamente, la “narrativa” que mantiene la prensa frente a Hillary es la de que es poco transparente, dada al secretismo y a la mentira. El escándalo sobre el uso de un servidor privado para enviar y recibir correos electrónicos ha sido completamente desproporcionado y ha alimentado los titulares y contenidos negativos sobre la candidata demócrata, durante por lo menos seis meses.
El desmayo de Hillary el pasado fin de semana tampoco ayudó. Los periodistas designados por los medios para seguirla permanentemente se mostraron indignados porque no fueron inmediatamente informados sobre el problema de salud de la candidata. Parecían exigir que antes de que se llamara a su médica, a su esposo y a su hija, se les entregara a ellos la información.
En su afán por parecer equilibrados, los medios equiparan los errores que puede haber cometido Hillary con los negocios oscuros del Donald. Cuando hablan de las operaciones ilegales de la Fundación de Trump y su aprovechamiento personal de donaciones de terceros, en tono crítico sacan a flote que la Fundación Clinton recibió aportes de extranjeros cuando ella era Secretaria de Estado, a pesar de que no hubo ningún intercambio de favores.
Cuando dejó la Presidencia, en lugar de dedicarse a descansar, Bill Clinton canalizó su energía para organizar una impresionante Fundación, recoger aportes de ricos y empresas, y dirigirlos hacia programas que favorecen a los pobres en muchísimos países. Ha combatido el SIDA en Haití, promovido el acceso al agua potable en varios lugares del África, y promovido la salud. Incluso algunos programas en Colombia se benefician de aportes de esa Fundación.
Si Trump gana las elecciones, los medios tendrán una parte de culpa. Promovieron el monstruo y ahora puede ser tarde para pararlo, no obstante sus defectos y problemas de personalidad.