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Gran reto: “ser papá en el siglo XXI”
¡Feliz día a nosotros, los papás!
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Sábado, 25 de Junio de 2022

Las elecciones presidenciales en Colombia cambiaron las últimas conmemoraciones familiares propias de nuestra cultura sentimental y comercial, como es en este caso, el Día del Padre, que por la segunda vuelta fue trasladado para mañana, fecha elegida para rendir tributo a los hombres de  la casa. Quisiera iniciar por decir que estas fechas de origen cristiano, en honor a san José, padre adoptivo de Jesús, aunque se celebren en el mes de marzo en algunos países, sobre todo en América Latina, se conmemoran por separado; la primera es una fiesta totalmente religiosa y la segunda, más propia de regalos, de celebración social.

Pero, ¿qué tan difícil es ser papá hoy en día? La verdad los retos son enormes: primero, porque algunos papás no lo son de manera responsable; hay padres por accidente u omisión de métodos anticonceptivos y otros son padres adoptivos, sea cual fuere el caso, por ausencia desmedida o por la fuerza. Existen los papás políticos con firmeza de quienes consideran sus hijos y la gran mayoría de padres, por vocación y convicción de serlo.

El mundo sigue igual de complejo que en todos los tiempos, solo que ahora definimos tres retos proporcionales y no es fácil iniciar la época de papás sin tener los mínimos vitales asegurados ni un empleo o sostenibilidad que permita llevar el sustento a casa. Hoy ya no se habla de familias numerosas de quince o más hijos; el promedio actual es dos o “la parejita”, que llaman.

El primer reto consiste en la ausencia de recursos económicos, lo cual hace que cumplir con la alimentación, seguridad, estudio y formación moral, se haga cada vez más complicado, aun cuando se vive en la informalidad. Además, con hogares carentes de techo, abrigo y comida en segundo lugar queda la formación presencial del afecto, del amor y de los valores.

Otro de los retos tiene que ver con educar con el ejemplo, pese a enfrentarse a una sociedad llena de tecnología, de sexualidad desenfrenada y mal administrada, de fórmulas de vida fácil y del mínimo esfuerzo.

Por tercero, se trata de la misma situación de nuestro país. Las familias rurales, las familias desplazadas o víctimas del conflicto; la guerra como medio orientador junto al narcotráfico; la ilegalidad como forma de subsistencia; la educación sexual acorde a los principios establecidos y por supuesto, la inestabilidad política; en fin, el ejemplo y la moral en el actuar y que Estado de derecho garantice los demás objetivos pertinentes para la formación de nuestros hijos.

Y para agregar un ingrediente más, ahora la crianza se da en medio de discusiones de equidad de género, de feminismos, de machismos y demás corrientes.

Debemos volver a ser refugio de ejemplo social para que nuestros hijos, más que seguir nuestros pasos por vocación u obligación, nos observen con admiración, respeto y camino a seguir al servicio de la sociedad. No basta con dar cosas materiales si no hay amor ni afecto.

A los papás de hoy rindo homenaje en todas sus formas, una cosa es decirlo y otra cosa muy distinta es cuando ya lo somos; en nuestra mente y espíritu no queda otra misión tan sagrada que la de educar, la de dar todo para que estos hijos nuestros sean capaces de seguir transformando la realidad que los circunda. Ya las brechas de tiempo a pesar de ser pequeñas son más amplias; no podemos creer que nuestra infancia es igual a la de nuestros actuales hijos: enseñarles los valores y darles afecto es la mayor tarea. Quiero desde estas líneas animar a todos los papás en su día, dar gracias al mío por todo su ejemplo y tenacidad, además de expresar la felicidad inmensa que hoy siento en la enorme responsabilidad de amar, educar y formar a mi amado hijo Salvador. ¡Feliz día a nosotros, los papás!

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