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Gobierno sordo
La ciudad nunca había estado tan mal como en estos últimos dos años.
Domingo, 18 de Abril de 2021

No es nueva la crisis económica y social de Cúcuta y su área metropolitana, como consecuencia del deterioro de la situación en Venezuela. Incluso se podría afirmar que desde la década de los 80’s del siglo anterior, cuando se presentó la primera gran devaluación del bolívar, la ciudad comenzó a padecer dificultades, debido a su excesiva dependencia del país vecino. En la medida en que la crisis venezolana ya no es solo de la moneda, sino que se elevó a un drama humanitario de gigantescas proporciones por cuenta de un gobierno autoritario y dictatorial, la situación en este lado de la frontera se agrava cada día más.

En todo este tiempo ningún gobierno nacional tuvo la vara mágica para resolver de fondo el problema del modelo económico de la región, pero todos los presidentes, desde Belisario Betancur, tuvieron siempre la voluntad de escuchar a la gente de frontera y en más de una ocasión adoptaron medidas que contribuyeron, al menos, a aliviar crisis coyunturales. Especialmente en la última década cuando Venezuela tocó fondo, el gobierno Santos estuvo siempre al pie del cañón. Aumentando la inversión pública, creando programas de empleo temporales, incrementando los subsidios a los pobres, mejorando la infraestructura vial y teniendo en cuenta el impacto para el departamento de cualquier decisión en las relaciones bilaterales. En cada visita a la ciudad tenía tiempo para escuchar a los voceros de gremios, empresarios y organizaciones sociales. A todos, sin establecer diferencias en razón a su simpatía o antipatía con el gobierno.

Por ello resulta triste leer la comunicación de amplios y diversos sectores de la ciudad esta semana, a propósito de la última visita presidencial. El jefe de estado se negó a escuchar las razones de los empresarios, que con angustia insisten desde hace tiempo en la apertura de la frontera legal, porque las trochas siguen abiertas para los ilegales. Despachó en forma negativa, sin ninguna razón de peso, más allá de la excusa de la pandemia, una solicitud formal del gobernador y el alcalde de Cúcuta, respaldada por los gremios, para avanzar en una mínima normalización de la situación de la frontera. Demuestra de esta manera el gobierno que es sordo ante un clamor regional y, además, no atiende con decisiones concretas y contundentes una crisis social muy peligrosa. Las propias cifras del DANE dan cuenta de la pérdida de más de 90.000 empleos en el último año y Cúcuta hoy ostenta el poco honroso título de ciudad campeona en desempleo en el país, para no mencionar el grave y estructural problema de la informalidad laboral.

Hasta se hubiera entendido la falta de tiempo presidencial para atender a los empresarios locales si el motivo fuera la cantidad de inauguraciones de obras que debía presidir. Sin embargo, la realidad es que a punto de cumplirse el tercer año de su mandato no hay una sola en el Norte de Santander por la que se pueda recordar este gobierno. La única inversión nueva será la del Puente de El Zulia, cuya primera piedra vinieron a colocar. Nada más. Mientras tanto, avanzan las grandes obras que quedaron en marcha y totalmente financiadas del gobierno Santos, como el acueducto metropolitano de Cúcuta o la vía Cúcuta- Bucaramanga, por solo mencionar las dos de mayor impacto e inversión.

La verdad es que la ciudad nunca ha podido salir de la crisis recurrente que sufre por la situación de Venezuela. Pero nunca había estado tan mal como en estos últimos dos años, desde cuando Duque tuvo la pésima idea de utilizar a Cúcuta como cuartel general de la riesgosa operación para tumbar a Maduro. El famoso concierto de la frontera solo trajo problemas a la región. Más tensión, más conflicto, exclusión y pobreza. Y lo peor es que con terquedad obsesiva insiste aún hoy en su política ideologizada y personalista que fracasó, sin consideración alguna por la suerte de más de un millón de nortesantandereanos. Mantener los puentes binacionales cerrados, mientras el crimen y los bandidos tienen más abiertas que nunca sus trochas ilegales, más que una equivocación, es una gran estupidez que produce enorme daño al departamento.

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