El miércoles de la semana que pasó, se publicó por este medio de comunicación la noticia “Gato con dos cabezas en El Zulia”. Efectivamente, en el citado municipio del Área Metropolitana, se ha puesto en evidencia una gigantesca amenaza que afecta los genes de seres vivos.
Tanto el propietario de la mascota como muchos lectores, se asombraron de la deformación del recién nacido felino, pero seguramente cada quien calificará la posible causa.
El estudio genético además de complejo, requiere equipos y mucho conocimiento en la lectura que se den a las muestras, sin embargo es oportuno comentar desde otra esquina lo que pudiera estar sucediendo, puesto que las emisiones producidas por los vehículos y fuentes fijas, pueden tener y tendrán efectos mortales en el mediano y largo plazo.
Con base en trabajos realizados por investigadores de la Universidad de Pamplona en el año 2014, se pudo evidenciar la presencia de Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos en el aire de Cúcuta, como consecuencia de la emisión de fuentes móviles, representados en los miles de vehículos que transitan sobre una de las avenidas de la ciudad.
La principal conclusión del trabajo fue: “… son contaminantes altamente peligrosos por presentar actividad mutagénica y genotóxica”. Lo anterior, significa que la alteración del ADN puede darse en seres humanos o en animales tal como sucedió, y por consiguiente es probable que estemos frente a una de las causas de la contaminación del aire.
Ante tal problemática, es preciso llamar las cosas por su nombre puesto que cada persona puede escoger los alimentos y bebidas que su condición económica permita, pero lo que no puede escoger, es el aire que requiere para vivir y por tal motivo, se debe emprender una contundente y articulada acción que obligue a los propietarios de vehículos a revisar su automotor y a la autoridad de tránsito a ser inflexible con los infractores.
Según un informe del año 2017 publicado por la Superintendencia de Puertos y Transporte, en Colombia se evade en un 54% el cumplimiento de la norma y en el Norte de Santander el 55%.
Lo anterior, significa que son más de 100 mil vehículos cuyas condiciones técnico mecánicas y de emisión de gases no cumplen con la ley y transitan libremente en la ciudad. De igual manera, si la persona no posee lo recursos para la revisión del vehículo, debe dejarlo en casa y no atentar contra toda la ciudadanía. Lo que sucedió con el gatico, puede presentarse en seres humanos, de pronto no con dos cabezas, pero si con alguna deformación en extremidades.
En conclusión, la Policía Nacional debe ser dura con los infractores, en particular con los conductores de servicio público que atraviesan los puntos cardinales del Área Metropolitana con chatarras desvencijadas y cuya vida útil se cumplió hace años, pero que sin explicación alguna, poseen tarjeta de operación expedida por la autoridad de transporte metropolitana, tema escogido para otra columna.