El martes de la semana que pasó, cuando entraban las primeras horas nocturnas, decidí caminar algunas cuadras para entender de primera mano, una situación que no había percibido, puesto que por lo general me movilizo en automóvil.
El esfuerzo que hace la administración, por medio de las señoras uniformadas con camisa amarilla para apoyar la regulación del flujo vehicular y educación vial, se quedó corto por dos razones. La primera, que casi la totalidad de las personas que conducen motocicleta, de sexo masculino son irrespetuosos, vulgares y patanes. No respetan absolutamente a nadie, salvo contadas excepciones. Las cebras no existen para ellos. Adelantar vehículos por la derecha es su especialidad y de los semáforos ni hablar; los ignoran.
Camuflados en sus cascos, no es posible detectar de quien se puede tratar, pero ahora es cuando le doy toda la razón a los operativos de la Policía Nacional, orientados a controlar la documentación de dichos sujetos. Es probable que en ocasiones, a los uniformados se les va un poco la mano y son arbitrarios; eso también es reprochable.
Ahora, debido a la misteriosa entrada de motocicletas de matrícula extranjera, el delito se les facilita a los amigos de lo ajeno y eso es un secreto a voces, que los atracos y demás modalidades delictivas, utilizan como medio de transporte y fuga, motocicletas de matrícula extrajera y habida cuenta de la ventaja en la moneda, son casi desechables.
La segunda razón, es la inexistente cultura ciudadana en materia de movilidad. Los conductores de servicio público en su afán de buscar la carrerita, detienen la marcha para subir al pasajero que además de su sobrepeso, lleva paquetes y algo en la mano para ir comiendo por el camino, situación que infarta un carril completo.
Algunos señores, esperando a su hija, su esposa, su pariente, su novia, o lo que sea, creen que activando las luces intermitentes, tienen derecho a bloquear un carril por el tiempo que consideren hasta que aparezca su pasajera.
Otros conductores, poco les importa que los andenes sean para los peatones, descaradamente estacionan sus vehículos en estos sitios y dada la hora, no aparece ni un solo uniformado para sancionarlos.
Por esto y por el permanente abuso a los que son sometidos los peatones, es que llegarán las fotomultas a las zonas críticas de la ciudad, porque si no se les mete la mano en el bolsillo a los indisciplinados, seguirán los atropellos. Creo que ya basta de socializaciones, pactos y demás bobadas que solo sirven para burlar a la ciudadanía, porque en esta ciudad, es difícil ser peatón.