La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
Entrampamiento a los colombianos
La consigna del gobierno jamás podrá ser que ser bandido paga.
Martes, 30 de Agosto de 2022

Esta semana, varias declaraciones del gobierno Petro causaron indignación, alarma y preocupación.

Las manifestaciones del canciller Álvaro Leyva sobre Jesús Santrich, demuestran el afán del presidente de transmitir señales a los grupos al margen de la ley, evidenciando que las negociaciones ya comenzaron y que nuevamente los bandidos tienen la sartén por el mango.

El gobierno quiere hacer ver a Jesús Santrich como una víctima; estamos a poco de que le pongan un busto para alabarlo.

Jesús Santrich fue un terrorista, traficante de droga, que reclutó niños, asesinó y cometió otros delitos de lesa humanidad que todos conocemos. Este criminal incumplió el principio fundamental del proceso de paz: la no repetición.

A Santrich no lo engañaron; por voluntad propia, tomó la decisión de continuar con el negocio del narcotráfico. En este caso no hubo entrampamiento porque la persona ya lo había planeado, lo estaba ejecutando y fue sorprendido. Las fechas dan cuenta de esto, el negocio ilegal se pactó el 8 de agosto de 2017 y en la Fiscalía reposan audios que prueban que hubo entrega y pago de la mercancía en agosto, septiembre y octubre. La entrega de la coca a la que asiste la policía judicial fue el 1 de noviembre de 2017.

La acción del Estado en este caso, al preconstituir pruebas, no conlleva el entrampamiento; se trata de una operación encubierta legítima, donde se procedió con la captura y la judicialización. La Fiscalía acudió a la entrega de la droga para dejar la prueba de un negocio de narcotráfico que ellos ya tenían en marcha.

Lo inaudito es que, mientras en Colombia algunos hablan del supuesto entrampamiento, la periodista Laura Palomino reveló que los socios de Santrich, Fabio Younes y Armando Gómez, se declararon culpables en Estados Unidos. El negocio existió y Santrich participó. No existe otra verdad.

Adicionalmente, se le debe recordar al ministro Leyva que Jesús Santrich era un imputado con orden de captura, prófugo de la justicia colombiana y que como canciller debe respetar las decisiones judiciales.

Sobre la muerte de este criminal, su decisión fue levantarse en armas nuevamente, traicionar a la patria y murió en su ley.

Nefastos los mensaje que envió esta semana el gobierno: Por un lado, el presidente viola el principio de no intervención en los asuntos internos de otro Estado, que tanto ha criticado de otros gobiernos, defendiendo a Cristina Fernández de Kirchner acusada de corrupción; y, no contentos con eso, el canciller justifica a un terrorista.

El presidente habla constantemente de la paz y la importancia de la reconciliación; pero, justificando y defendiendo corruptos, narcotraficantes y terroristas, lo único que va a lograr es que haya más odio y violencia en el país.

La consigna del gobierno jamás podrá ser que ser bandido paga.

Temas del Día