Dos hechos de trascendencia nacional e internacional se han encargado de ensuciar el nombre de la segunda ciudad de Norte de Santander: los asesinatos selectivos de jóvenes traídos desde el municipio de Soacha, Cundinamarca, y los escándalos por corrupción protagonizados por la constructora brasileña Odebrecht, sobre un tramo de la Ruta del Sol.
En ninguno de los dos hay responsabilidad de personas nacidas en esta población del nororiente colombiano, sin embargo, el nombre de la ciudad ha ocupado las primeras planas de revistas y periódicos, y ha encabezado los titulares de los noticieros de la radio y la televisión.
Respecto a los muchachos engañados y asesinados por militares, muchos nos preguntamos las razones para escoger a esta tierra como escenario de una acción tan macabra, los tristes y famosos “falsos positivos” , cuyo símbolo es el cementerio campesino de la vereda Las Liscas, ubicado a menos de un kilómetro del campus de la UFPSO, donde fueron sepultados como perros en un campo santo prácticamente abandonado, cuyos hechos se desarrollaron en el 2008, en la alcaldía de Yebrail Hadad Linero.
Si los trabajos del tramo de la Ruta del Sol estaban comprendidos entre Río de Oro y Gamarra, en el departamento del Cesar, ¿por qué razón se incluyó el nombre de nuestra Ocaña, así nos beneficiáramos con la importante obra vial?
Lo cierto es que siempre que se mencione el repudiable caso de los falsos positivos en el país, las imágenes de apoyo que ofrece la televisión nacional o mundial tienen que ver con el humilde cementerio de las Liscas, como si Ocaña fuera el referente del cruel episodio dentro del conflicto colombiano, tal como sucedió ayer , cuando el reclutador de las víctimas de Soacha fuera condenado a más de cuarenta años de prisión.
¿Cuál será la impresión o imagen que tienen de Ocaña en el resto de la nación y en el plano internacional , luego del “bombardeo” mediático sobre los dos deplorables hechos?, que nosotros somos unos matones desalmados o que somos de las personas más corruptas del planeta.
¿Y qué se ha hecho para demostrar que los asesinatos de los jóvenes confundidos con guerrilleros no solo ocurrieron en este municipio y que quienes se robaron la plata del megaproyecto vial no son de esta región?
Con tristeza y resignación debemos aceptar que…nada. A los mandatarios que sucedieron a Haddad Linero, incluyéndolo a él, no se les ocurrió alguna estrategia publicitaria o turística para cambiarle la cara a Ocaña.
Todo lo contrario, a los paisanos que intentaron regresar a su terruño para pasar los últimos días de sus vidas, les tocó regresar a las ciudades donde se desarrollaron profesional y laboralmente, porque no soportaron el desorden y la anarquía que reina en la que otrora fuera su cuna tranquila y pacífica.
La industria del cemento está arrasando con los testimonios coloniales y destruyendo los pocos bosques y los escasos humedales que se resistían al progreso.
El aire fresco y puro que bajaba de las montañas aledañas a Pueblo Nuevo fue contaminado por el creciente aumento de carros y motocicletas que amenazan con colapsar las escasas calles y carreras de la que sigue siendo nuestra ciudad.
¿Será que este era el escenario perfecto para los falsos positivos y el escándalo de Odebrecht?