El 10 de Junio pasado, se apareció aquí en Cúcuta el vicefiscal general doctor Jorge Fernando Perdomo Torres, precedido de su buen nombre y conocimientos, adquiridos en Frankfurt, Bonn, Colonia, Rostock, Cambridge y Sevilla. Investigador y docente, experto en victimología, viceministro y redactor de Códigos.
Vino en una misión especial – como la brigada ligera – de lucha contra la corrupción en este departamento donde crece geométricamente por factores de impunidad. Los avisos de prensa y radio, anunciaron que venía solo por un día, así que corrimos presurosos a formular aunque fuera un denuncio. Las medidas de seguridad fueron impresionantes, el estropicio en lo que fue antiguamente la sede de Coca-Cola fue ruidoso, fui despojado hasta de mi reloj suizo Luminox, fue como la aparición de Moisés en el Sinaí. ¿Qué no esperábamos de su presencia? Pues mucho, muchísimo, comenzó la guerra, nos dijimos.
¡Vaya decepción! A mí personalmente se me dijo que llevaban mi denuncia contra dos gobernadores titulares y siete encargados o delegados y 300 folios auténticos anexados, que me había entregado Edgar de Jesús, que la estudiarían en Bogotá y a más tardar en quince días vendría otra brigada más ligera, y me recibirían una ampliación para que explicara acta por acta, en qué consistían las falsedades, la usurpación de funciones, los prevaricatos y los contratos irregulares.
Los quince días que vencieron el 25 de junio, pasaron. A mí me latía, como dicen los campesinos de Lourdes y Gramalote, que la fiscalía también estaba politizada, pues antes de empezar el de nuncio, el funcionario del computador me preguntó, ¿esos hechos fueron durante el gobierno de Uribe? Le respondía: “de Uribe y de Santos”. Pero bueno, no vino la brigada ligera, comisionaron a los eficientes fiscales de esta regional y el 11 de Noviembre 150 días después, el Cuerpo Técnico de Investigaciones me cito a la ampliación, que se frustró porque el Fiscal no le envió los 300 folios que aporté como anexos auténticos.
He estado preocupado porque sigo con el temor, que las “ías” se manejan políticamente y producen decisiones políticas, que no jurídicas. La Procuraduría por ejemplo produce decisiones y conceptos según las presiones de los electores del señor procurador. La Contraloría de manera idéntica produce fallos y autos de archivo de previas o de procesos de responsabilidad, según órdenes superiores. De ahí que para participar en elecciones a corporaciones como asamblea departamental y del municipio de Cúcuta, la colegiatura de Norte de Santander archivó preliminares con pruebas periciales por sobrecostos en medicamentos e incumplimiento de obras civiles, o pago de contratos que ya había realizado Corponor.
Un denuncio similar contra exgobernadores titulares encargados y delegados, similar al que se llevó el vicefiscal Perdomo y que debe conocer la Honorable Corte Suprema de Justicia, está engavetado desde el 2012, con el pretexto de investigar a un denunciado que no tiene foro.
La Sala Penal del Tribunal Superior de Cúcuta, inexplicablemente produjo una preclusión inentendible, pues no es competente para precluir exgobernadores. He pedido a la Corte, solicite el envío del denuncio para conocerlo por competencia. Lino sabe todo.
Me preocupa la indolencia de la Fiscalía y que con este nuevo denuncio, ocurra lo que sucedió con el primero. Hemos perdido el tiempo, doctor Perdomo?
Adenda: En las diligencias del empalme, deberían ir las cosas conforme manda la ley o como dice el Pibe Valderrama. Todo bien, todo bien. Pero Donna, no entiende.