Desde la época de Ramón Hoyos, “Cochise”, el “Ñato” Suárez, Rubén Darío Gómez, Lucho Herrera y Fabio Parra; hoy Rigoberto, Nairo , Egan Bernal, Supermán López y otros, nos hacen gozar con tan difícil deporte, al tiempo que muchos de ellos han sufrido serios y dolorosos accidentes y han perdido la vida algunos a nivel nacional y mundial.
La práctica de los deportistas o trabajadores que recurren a la bicicleta como medio de transporte, es de alto riesgo, por la velocidad escalofriante en bajadas, cualquier desliz genera caídas tremendas, es así como el propio Nairo Quintana fue atropellado en un entrenamiento; una distinguida dama con imagen nacional de deportista, perdió la vida en tierras boyacenses; Eider Steven Flórez, de tan solo 10 añitos, falleció en el mes de octubre, al ser embestido por una tractomula en Los Patios, segando una vida prometedora, ayudando a sus padres para el sostenimiento; otra víctima fue un distinguido joven Diego Ramírez, de 35 años de edad, lo que evidencia la falta de cultura de conductores, el riesgo que generan al pasar con buses cerca, tornando nervioso al ciclista, como el muchacho zipaquireño cuando se toca la corneta que aunada con la ráfaga de viento alrededor, puede conllevar a fatales accidentes; se da la noticia, pero no se dan instrucciones para manejar con prudencia.
Es importante, efectuar campañas educativas a los conductores, para que sean más precavidos al manejar, guardar prudente distancia y respetar la vida de los que recurren a esa clase de máquinas en las que van desprotegidos.
En algunas ocasiones los mismos ciclistas generan peligro al utilizar audífonos para ir escuchando música que los abstrae del peligro, se aíslan, se concentran en la música y no oyen venir los vehículos pesados, con el consecuente peligro.
Al pasear para Pamplona los días domingos es frecuente ver casi un millar de ciclistas en esa ruta, que imprudentemente en ocasiones, toman un carril para ellos, van charlando, restando movilidad a los vehículos, no dan paso, lo que transgrede las normas de tránsito, siendo más grave los inmigrantes, que lógicamente reducen el espacio; igual vivencia se observa en la variante a Chinácota, lo que puede terminar como ha acontecido en pérdida de vidas, recordando que la vía es de solo dos carriles en la actualidad.
Ese hecho de algunos deportistas, se traduce en dolor a las familias al perecer; en ocasiones se ven motorizados a velocidades exorbitantes, sin control alguno de autoridades de tránsito, zigzagueando entre los vehículos, apostando carreras, parando las motos en la rueda trasera, hecho censurable que puede culminar en un desenlace fatal, tanto para ellos como para los conductores de vehículos, compete a las autoridades brindar ayuda e ilustración al respecto.
Vale la pena resaltar la ciclovía dejada en la administración anterior en la Avenida Gran Colombia, con implementación de otra frente al Ventura, pero que reduce la movilidad al dejar espacios cerrados sin razón alguna.
