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Échenlo al río
Hemos visto imágenes de inundaciones en municipios donde recurrentemente suceden afectaciones en tierras.
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Domingo, 3 de Julio de 2022

Cada vez que el Ideam anuncia una temporada invernal, relacionada con el aumento de precipitaciones (Fenómeno La Niña) en territorio nacional, los titulares de los medios de comunicación y redes sociales, publican fotografías e imágenes que muestran verdaderas tragedias, representadas en movimientos en masa de grandes volúmenes de material desprendido de las montañas, que dada su saturación de agua, se deslizan causando daños materiales, heridos y pérdida de vidas humanas.

También, hemos visto imágenes de inundaciones en municipios donde recurrentemente suceden afectaciones en tierras que en algún momento dieron sus frutos y hoy solo vemos desolación y marcada tristeza de sus pobladores al quedar totalmente desprotegidos y arruinados.

En nuestra ciudad, el Río Pamplonita se transforma pasando de una tímida corriente de agua a formar parte de las amenazas más notables. Es ese mismo río, que muestra su furia cuando ocupa en varios sectores entre ochenta y cien metros de ancho, transportando caudales que de no ser contenidos, hubiesen causado averías graves en la infraestructura paralela a su cauce, incluyendo vías e inundación de los sótanos de edificios ubicados en su trayectoria. 

Para lograr ese éxito, Corponor se preparó con antelación con el propósito evitar desbordamientos en sitios considerados como críticos, en el entendido que se trata de una corriente de agua que alimenta su caudal desde la parte alta de la cuenca, llegando a un terreno de baja pendiente, aunque con gran velocidad, y de ahí la importancia de la protección. 

Los trabajos comprenden la instalación de roca caliza de gran tamaño, la cual deja espacios que se van llenando de finas arenas y luego de secarse crean un robusto muro, con las condiciones biomecánicas aptas para proteger la ribera, como quiera que la naturaleza es sabia y no admite materiales ajenos. El diseño de los mismos, obedece a rigurosos estudios de ingeniería y su construcción se realiza en períodos secos de tal manera que su presencia en temporada invernal, se convierte en un aliado de la ciudadanía que invoca la presencia Divina, cuando de amenazas de la vida y bienes se trata. 

Es cierto que el río es objeto no solo de hermosas piezas musicales, sino de duras críticas de ciudadanos de todas las condiciones sociales, siendo algunos de ellos los que consideran que los ríos son el cementerio de sus mascotas y no falta en el hogar, uno de sus integrantes que dice: “Échenlo al río” como si dicho cuerpo de agua tuviese la culpa de la muerte de sus animalitos. 

Lo mismo sucede con los residuos sólidos que son dispuestos por muchos habitantes y no solo les parece normal contaminar el río, sino que colapsan el canal Bogotá con residuos sólidos, incluyendo mamíferos muertos, dificultando el libre recorrido de las aguas lluvias y generando nuevos problemas en la infraestructura de los sectores aledaños.

Concluyo que la ciudad y sus habitantes, han podido dormir con tranquilidad porque en casos de incremento del caudal del río Pamplonita los trabajos realizados por la autoridad ambiental, evitarán tragedias y entre todos debemos hacer campañas de educación permanente, para evitar escuchar la muy lamentable pero común frase: “Échenlo al río”.  

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