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Un buen arranque
Quienes critican los acercamientos de Petro con sus contradictores y con los partidos políticos, son los mismos que antes del 19 de junio señalaban al hoy Presidente de agresivo y sectario.
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Domingo, 3 de Julio de 2022

Más de 10 millones de colombianos votaron en contra de Gustavo Petro hace 15 días. Las razones iban desde su pasado guerrillero hasta el Castro-chavismo y la expropiación, pasando por el temor a que se quede en el poder más allá de su periodo de 4 años. El miedo a Petro en algunos sectores de la población era y sigue siendo real. Los más apocalípticos auguraban que al día siguiente de su elección el país se derrumbaría, la división entre los colombianos se profundizaría y el caos llegaría. Por fortuna las predicciones fallaron y Colombia demostró madurez democrática. Ahora el gran desafío será avanzar en los grandes cambios por los que votamos, sin afectar la estabilidad económica e institucional. En ese equilibrio entre cambio y estabilidad se encuentra la clave del éxito del gobierno que inicia el 7 de agosto.

La actitud serena del presidente electo sin duda contribuyó al clima de distensión, moderación y optimismo que se respira. Los primeros pasos de Petro desde el discurso de la noche de su elección han sido correctos. Su convocatoria al acuerdo nacional es oportuna y necesaria para impulsar las grandes reformas que necesitamos y acertada la idea de no limitar ese acuerdo en forma exclusiva a las fuerzas políticas representadas en el Congreso, sino ir mucho más allá e incluir a las fuerzas sociales y económicas del país, con el fin de generar los grandes consensos que necesitamos como sociedad desde hace años. En esta nueva etapa podremos impulsar los diálogos entre distintos que Duque no quiso convocar tras las movilizaciones del 2019 y 2021.

Los encuentros con Álvaro Uribe, Rodolfo Hernández y Germán Vargas demuestran que sí es posible, en medio de las diferencias, sostener un diálogo fluido y constructivo sobre las soluciones que esperan los colombianos a sus problemas más angustiantes como el desempleo, la inseguridad, la pobreza y la corrupción. Sería conveniente que antes de asumir su mandato esas conversaciones se dieran también con líderes como Sergio Fajardo y Federico Gutiérrez. Es también muy positiva la actitud de los distintos partidos que resultaron derrotados en las elecciones presidenciales y que han expresado su disposición a participar en las conversaciones del acuerdo nacional planteado por Petro. Muy importante en esta relación con los partidos que se defina una agenda de reformas y se consoliden unas mayorías para impulsarlas, que no dependan del intercambio de favores burocráticos y presupuestales. Por ello, es fundamental que una de las prioridades sea la reforma política y electoral contemplada en los acuerdos de paz con las Farc, que ni el gobierno ni el Congreso que terminan quisieron abordar.

Quienes critican los acercamientos de Petro con sus contradictores y con los partidos políticos, son los mismos que antes del 19 de junio señalaban al hoy Presidente de agresivo y sectario. Los mismos que expresaban su preocupación por que sería un gobierno de izquierda radical que adoptaría posiciones extremas, sin escuchar otras voces, son quienes ahora critican las acertadas designaciones de los ministros de Relaciones Exteriores y Hacienda y las califican como “ más de lo mismo”. Los canales de diálogo abiertos tras su elección, más allá de que el expresidente Uribe y su partido se vayan a la oposición, como es lógico, contribuyen a disminuir la radicalización del debate político.

En fin, las rápidas felicitaciones del presidente de Estados Unidos y su secretario de Estado; los anuncios de la apertura de la frontera con Venezuela con el restablecimiento de las comunicaciones bilaterales; los vientos renovados a favor de la implementación de los acuerdos de paz con las Farc y la reanudación del proceso con el Eln; los diálogos con sus más duros contradictores políticos y las primeras designaciones de su gabinete, constituyen un muy buen arranque para el nuevo gobierno. Hay razones para el optimismo. La luna de miel comenzó bien dulce. Vendrán críticas, decisiones difíciles y fuertes contradicciones, como es natural. Ojalá se mantenga el espíritu de estas dos semanas para afrontar los duros momentos que nos esperan.

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