En sus inicios el 2020 ha sido un difícil año para el mundo entero debido a la sorpresiva aparición de la COVID 19 con sus incalculables daños en todos los campos representados en pérdidas de vida, contaminación, inmovilidad, altos costos económicos y el creciente temor por el futuro incierto.

La situación ha llegado al punto de que cualquier medida que se implemente para la seguridad humana, como las cuarentenas para garantizar el aislamiento que conlleve a evitar el contagio, impacta negativamente la economía. Según las expresiones de muchos gobernantes, estamos ante la alternativa de economía o vida.

Las bolsas de valores del mundo entero han tenido pérdidas consecutivas con estrepitosas caídas reflejadas en sus indicadores bursátiles. El precio del petróleo ha bajado hasta 22.71 dólares el barril, lo que representa una caída de 67 por ciento en los tres primeros meses del año.  Según la Anif, por cada dólar menos en el precio por debajo de 50 dólares, el Estado deja de recibir medio billón de pesos. La COVID-19 y la caída del precio del crudo han golpeado duramente la economía de nuestro país.

Pero, así como todo lo que sube baja, en economía también se puede dar que todo lo que baja sube, lo cual quedó demostrado el jueves pasado cuando el petróleo Brent, de referencia para Colombia, llegó a los 34.90 dólares el barril, histórica subida en solo un día, como reacción a la información sobre posible acercamiento entre Rusia y Arabia Saudita para recortar la producción al menos en 10 millones de barriles diarios. El precio del dólar bajó $50.

Entre las preocupantes consecuencias del aislamiento está el aumento de la violencia intrafamiliar y la falta de ingresos para las familias que viven de rebusque diario. En Colombia la informalidad es del 46.7 por ciento y en Cúcuta llega al 71.4 por ciento. Para resaltar, como consecuencia de la cuarentena el homicidio y el hurto han caído 53.3 y 70 por ciento respectivamente.   

El panorama es cada día más oscuro para los cucuteños, pues además del humo resultado de las quemas, el anuncio de envío de aviones y fuerzas especiales para combatir el narcotráfico, que según las autoridades estadounidenses sale de Venezuela, no nos deja dormir tranquilos.  

Solo queda recordar que después de la tempestad llega la calma y que las grandes cosas están por venir.