A mediados del siglo pasado, Cúcuta y Bucaramanga mantenían una rivalidad mano a mano. Pero el equilibrio se rompió el 25 de marzo de 1947 siendo gobernador de Santander el doctor Galán Gómez, cuando sancionó la Ordenanza que creo la Universidad Industrial de Santander. Cúcuta entre tanto comenzaba a disfrutar la locura que procuraba el hermano rico y además colindante del Estado venezolano. Mientras la primera comenzaba el desarrollo industrial, la segunda se embriagaba en un comercio que por arrollador y gigantesco, fue doméstico y facilista.
Setenta años después, las distancias del desarrollo son impresionantemente largas, enormemente sólidas para ellos y muy débiles para nosotros. Pero algo tenía que quedar de esa rivalidad fraterna, inexplicable en ellos y explicable entre nosotros. Es lo que sucede con las soluciones de la sed para nosotros y el aseo para ellos. Aplazamos, simulamos soluciones, nos agredimos, perdimos la creatividad y el emprendimiento, pero bueno, al menos esas miserias nos unen. Es la procrastinación.
Sí. Esa forma torpe de lesionar a las comunidades nuestras en la terminología moderna de la administración pública, la venimos llamando: Procrastinar. Para los cucuteños, la palabreja nos ha acompañado durante los últimos tiempos en todo. Los de aquí; procrastinan con el cierre financiero del Cínera. Los de allá, con el “Carrasco”.
Procrastinar, o esa forma de aplazar y aplazar las soluciones a los problemas de la comunidad, de manera consciente o inconsciente, a sabiendas de lo provechosas si se producen decisiones inmediatas.
Es el caso de la construcción de nuestra represa del Cínera, procrastinada desde 1970 cuando la propuso el Ingeniero Senén Botello Rangel, como única solución de largo aliento para solucionar la sed y aseo personal de los cucuteños, generar energía y recreación comunal. Es el Caso del manejo de los residuos y disposición de los residuos sólidos de Bucaramanga desde 1975, cuando El Carrasco fue el sitio señalado. Procrastinadores nosotros durante 51 años, y procrastinadores los Bumangueses durante 46 años.
Como quiera que la solución debe ser metropolitana, es importante definir ese hecho metropolitano, tomar una decisión mediante un Acuerdo metropolitano, para avocar la realización del embalse multipropósito de Cinera. ¡Cínera va!
Ya lo dijimos, ninguna de las cien represas más importantes construidas en Colombia, se detuvo con el prurito del cierre financiero de los procrastinadores de turno. Es más, “Hidroituango” en construcción; no lo tiene.
Adenda: El contratista y el contratante del elevado de “Cuatro Vientos”, saben de sobra que el contrato es nulo desde el día que se firmó. Lo firmaron a sabiendas, si sabiendo leer, aún entre líneas.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion