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Después de la derrota, Partido Liberal pide a gritos la salida de Gaviria
El liberalismo está vigente y es el pensamiento político que hoy requerimos.
Sábado, 17 de Marzo de 2018

Una de las cosas buenas que se desprende de las elecciones del domingo es que Humberto de la Calle se mantiene como opción para la Presidencia de la República. Tiene a su lado un Partido que, “a pesar de los pesares”, se mantiene como Colectividad;  cuenta con una magnífica fórmula para la Vicepresidencia, con prestigio y cauda propia; el candidato liberal mantiene buenas relaciones con casi todas las candidaturas presidenciales, con Congresistas y jefes de Partido; es un candidato serio, respetable y respetuoso, honrado, con notable experiencia en diversos campos y ha presentado un programa incluyente, democrático, cumplible, muy superior a los otros que se encuentran en discusión.

El liberalismo está vigente y es el pensamiento político que hoy requerimos los colombianos. La época impone convivencia y entendimiento, con autoridad y seguridad; es el momento de la equidad, de la justicia, de las reformas en el agro y para los campesinos, de ingreso para los pobres y la clase media, de las oportunidades, de la superación de la desigualdad. ¡Eso es liberalismo!  

Lástima grande que el Partido Liberal hubiera perdido la oportunidad de volver a hacerse grande y fuerte, como lo merece, camino que se despejó en los comicios para Gobernadores y Alcaldes. En estas últimas elecciones ni tronó, ni sonó, ni sus directivos se hicieron presentes en la capital y en los territorios, como tampoco se oyó la voz de su importante Director Único, orientando, impartiendo instrucciones, organizando las candidaturas sin favoritismos, interesando a muchas lideresas y líderes rojos, que en todos los lugares existen, para que formaran parte de las listas y con su apoyo  hubieran aumentado los votos para el Partido.

El resultado fue una derrota de grandes proporciones que lo llevó a perder 3 curules en el Senado y 5 en la Cámara de Representantes. Pretenden ocultar estos desastrosos resultados argumentando que el Partido es mayoritario en Cámara, con 35 asientos. No es verdad. El Partido Liberal  tenía 40 curules y es una falta grave no poder presentar 45 o 48 escaños, de los que tanto se habló hace un año. Es lo mismo que se puede decir del Senado.

El doctor Cesar Gaviria tuvo de nuevo la oportunidad de dirigir al Partido Liberal, responsabilidad en la que en otras ocasiones logró importantes éxitos. Nadie duda de la capacidad e inteligencia del señor expresidente ni de sus buenas intenciones, pero en esta ocasión le fue mal, muy mal. Lástima, porque el momento es crucial y si el Partido hubiera aumentado su representación parlamentaria estaría en excelente posición para hacer frente con mayor solvencia política al compromiso presidencial. Como arriba lo dije, hay tiempo y oportunidad, pero algunas cosas deben cambiar. 

Como siempre se acostumbró, el director del Partido debe ser el candidato presidencial. Además, el fracaso produce consecuencias. El doctor Gaviria tiene la responsabilidad política de renunciar a la Dirección Única del Partido. Los liberales la estamos pidiendo a gritos.

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