Amables Lectores: ¿Creen ustedes que el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario – INPEC- creado en 1992 está cumpliendo con los propósitos que le fueron encomendados?
Parecen grotescas las múltiples y reiteradas violaciones al código penitenciario, a los derechos humanos, a la ética y a la moral que al interior de esa institución practican algunos de sus directores y otros muchos funcionarios.
Es por todos conocido cómo desde estos claustros penitenciarios se continúa con las extorsiones, se planifican secuestros, atentados, y hasta manejan la política regional como expertos titiriteros; el ilícito es la actividad predominante de todos los días.
Cuando alguien en Colombia comete un delito y es condenado a prisión su vida en este lugar dependerá de su capacidad económica. Tendrá que pagar por un patio menos peligroso, por un lugar menos indigno que incluya colchón para pasar la noche y baño, por una comida menos desagradable, por el derecho a permanecer en una celda donde no sea violado y agredido por delincuentes más peligrosos, esta “micro extorsión” es practicada permanentemente generando grandes réditos y poco o ningún escándalo porque se considera dentro de lo normal este “modus operandi”. No todos los presos la pasan tan mal, algunos tienen patios soleados, comidas especiales, teléfonos celulares, licor y hasta damas de compañía que van desde cuotas de 5 o más millones de pesos.
En este repulsivo mercado existen maravillosas ofertas para los más adinerados, las rebajas de penas planteadas en el código penal son manipuladas y ofertados sus cupos para trabajo y estudio con certificado incluido que permitirá rápidamente el descuento de días de privación de la libertad; el monto de esta ilícita transacciones se dice supera los diez millones de pesos.
Lo más grave en este pantano pestilente de corrupción es que impera “la ley del silencio “porque aquellos funcionarios probos que en cumplimiento de su deber quisieran denunciar y sofocar, el hedor pagarían su delación con la propia vida, todas las mafias cobran sus deudas con la muerte.
¿Cuándo va a reformarse el sistema nacional penitenciario? ¿Cuándo va a terminarse el hacinamiento carcelario que se habla es del 48% de sobrepoblación? ¿Cuándo los presos en Colombia recibirán un trato humanitario, digno, serán rehabilitados y producirán para su auto sostenimiento, teniendo en cuenta que darles techo y comida durante su prisión cuesta a los colombianos cerca de 11 millones de pesos por reclusos al año? ¿ Porque no volver a la reclusión en granjas avícolas y agrícolas, a la enseñanza de diferentes oficios como carpintería, plomería, sastrería, gastronomía, panadería y repostería y muchos otros que en convenio con el SENA podrían aportar al bienestar de los presos y a la productividad?
Miércoles, 27 de Febrero de 2019