No pretendo montarme en el “bus de la victoria”, y mucho menos traficar indulgencias con la alcaldesa electa del Municipio de Ocaña. Solo intento hacerle algunas recomendaciones, no por el beneficio personal, sino de todos sus futuros gobernados.
Antes de comenzar con los consejos, siento la obligación moral de confesar que no voté por ella, o mejor, no ejercí el derecho electoral, porque en las dos elecciones anteriores, los candidatos que escogí para que rigieran los destinos de nuestro municipio, resultaron triunfadores, pero al final, perdimos todos.
Además, porque el ambiente electoral estaba enrarecido, y no quise repetir la triste experiencia, cuando Mockus fue candidato a la Presidencia de la República, y un “godo” recalcitrante, tildó de guerrilleros a los universitarios que apoyaban la aspiración del ex rector de la Universidad Nacional, lo que momentáneamente motivó a un grupo de colegas a denunciar el hecho bochornoso el lunes siguiente en sus respetivos noticieros, y me quedé solo en la denuncia respectiva.
Si en el titular la trato con confianza, mas no con irrespeto , es porque la conozco desde que estudiaba en la antigua Normal que lleva el nombre del fundador de la Ciudad, en la misma que me formé y trabajé, y donde conoció y se enamoró de Juan Carlos, mi exalumno y esposo de la mandataria venidera.
Lo primero que le recomiendo es que permita que los periodistas fiscalicen su obra de gobierno, de manera que pueda observar los posibles errores y enmendarlos, y no que los comprometa con dádivas o que los presione con demandas por injuria y calumnia, obviamente, salvo casos especiales.
Que les colabore a los colegas con cupos publicitarios, porque soy consciente de las difíciles o precarias condiciones laborales en que ejercen el periodismo , pero sin que la probable ayuda económica se convierta en mordaza.
Soy testigo de la formación moral y ética que heredó de sus padres, y del ambiente familiar sano en que se crío. Como mujer y profesional ha sido intachable, ni se diga como esposa y madre.
Por lo anterior, confío, o estoy casi seguro, que su gabinete lo conformará con profesionales idóneos, dotados de conocimientos administrativos y con muy buenos antecedentes.
De ello depende el éxito de su gestión, la que seguramente se evidenciará en la recuperación de la gobernabilidad, la tranquilidad, la seguridad, y por supuesto el civismo , o el sentido de pertenencia de todos los Ocañeros.
Pese a que haya adquirido muchos compromisos durante su campaña, ojalà que maneje con honestidad la contratación, y que conserve lo poco que “sobrevivió” a la destrucción del medio ambiente y del patrimonio arquitectónico.
La escogencia de sus asesores o consejeros será fundamental para que su nombre quede
inscrito en los anales de este territorio de Norte de Santander, por demostrar que las mujeres son más honestas, sensibles y emprendedoras.
Doña Miriam, por favor, devuélvale el sentido original al polémico lema: “Ocaña, el otro planeta”, no para darle rienda suelta a la barbarie, a la vulgaridad, sino para volver al antiguo “vividero” que persiste en nuestra memoria.