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Cambio de rumbo
En Colombia se discute si eso del castro-chavismo en Colombia es una patraña de los “enemigos” de la sagrada paz santista.
Viernes, 2 de Marzo de 2018

Al acabar la Segunda Guerra Mundial, una de las grandes preocupaciones de las fuerzas aliadas, fue como desnazificar Alemania, en las zonas de ocupación anglo-estadounidense y francesa, ya que la parte ocupada por la Unión Soviética, pasó de la nazificación al estalinismo.

Y la razón de hacer esto, fue que encontraron que la ideología hitleriana, que en gran parte hizo políticas de estado las patologías que toda sociedad tiene, en el caso alemán, la superioridad racial y el antisemitismo, había penetrado todos los tejidos del ente social, haciendo imposible una reconstrucción con ese cáncer en la sociedad alemana.

Eso explica los juicios a los doctores, los magistrados, las fuerzas militares, entre muchos otros. La criminal ideología nazi se había apropiado de toda la sociedad y había vuelto su ideología, su religión. Son ideologías absolutas, que se enquistan en el ente social, primero por un discurso populista y luego por la fuerza.

En Colombia se discute si eso del castro-chavismo en Colombia es una patraña de los “enemigos” de la sagrada paz santista. Pero lo que muchos no saben es que las ideologías extremas, no democráticas, van penetrando la sociedad de manera lenta e imperceptible. El pensamiento “socialista’ criollo, que es una mezcla de búsqueda de un estado colectivista de partido único, con nacionalismo rastrero, resentimiento social e ignorancia profunda, viene a ser la ideología que ya permeó y destruyó Venezuela. Eso es lo que coloquialmente llamamos mamertismo.

La constitución de 1991 creó el llamado estado social de derecho, como un estado que garantizará los derechos de los ciudadanos, no según las posibilidades del estado, ni mucho menos reconociendo el derecho al desarrollo (único derecho no estipulado), permitió que él mamertismo se fuera asentando en la justicia, que vio en el estado el supremo dador de bienestar, lo que se aprovechó por una clase política excluyente para agigantar el estado y convertirlo en botín. La justicia mamertizada se politizó y judicializó la política, creando todo tipo de adefesios jurídicos con miras a permitir la persecución del enemigo político, rompiendo a su vez el principio central de la democracia liberal de la separación de poderes. Hoy la justicia en Colombia es el gran problema institucional de Colombia, permitiendo lo que los gringos llaman la “presidencia imperial”; los principios de la democracia liberal se jugaron en el “progresismo” judicial.

Otro sector permeado también por el mamertismo es el de los maestros que ha transmitido a nuestra juventud el discurso “progresista” de la lucha de clases. El daño es monstruoso, pues el discurso se da en un esquema educativo que suprime la crítica y apoya la mediocridad, justificándola en la pobreza, prolongando éste a a su vez. La calidad de la educación colombiana es muy baja, pues se fundamenta en un concepto mamerto de sociedad y en la “dirección” de burócratas, más interesados en servirle a sus jefes políticos, que a los educandos.

Con la educación y la justicia mamertizadas, decir que el avance del castro-chavismo en Colombia es un imposible, es contra evidente. Ya tenemos el problema en dos de los entes esenciales a cualquier sociedad: la justicia y la educación. El Polo Democrático tiene a sus grandes electores en los afiliados a Fecode, por lo cual el discurso de Fajardo de renovar la educación, no pasa de ser una trampa para bobos.

Desmamertizar a Colombia, que en el gobierno Santos se volvió política de estado y se replicó en los medios de comunicación, es pre-requisito para cambiar el régimen actual de inequidad social, económica y política, basado en la economía extractiva y el centralismo feroz. Porque pasar del régimen excluyente al régimen de partido único, sería perder la posibilidad del regreso. El régimen “cree” poder manejar a los mamertos y mantenerlos como mampara de sus desafueros, sin darse cuenta que el mamertismo ya empezó a tomar posiciones claves en la sociedad.

Y como se ve en Venezuela, después de tomar el poder no lo entregan, a pesar de la pauperización de toda la sociedad. Y siempre habrá “auto-intelectuales”, faranduleros o no, que de manera culposa a o dolosa, defiendan el mamertismo como la forma avanzada de sociedad. Lograr el desarrollo requiere desmamertizar la sociedad antes que se tome las fuerzas militares, porque ahí sí apague y váyase. El avance castro-chavista ya empezó en Colombia; no es amenaza, es realidad. Piénselo cuando vote. 

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