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Atisbar la belleza
La belleza es un estado de alma y solo se vuelve amor cuando se ha fortalecido en una halagadora semblanza de armonía espiritual.
Domingo, 10 de Julio de 2016

En la noción de belleza se conjugan necesidad, sencillez y libertad: entre más natural sea esa relación, conducirá al hallazgo de modelos expeditos para gozarla.

Porque la belleza es un estado de alma y solo se vuelve amor cuando se ha fortalecido en una halagadora semblanza de armonía espiritual, desde la cual se desprenden las cualidades innatas de lo bello: la necesidad, cuando anima al ser humano a admirar niveles distintos de la pobreza mundana; la sencillez, porque le enseña a desprenderse de los conceptos prefijados, e impuestos, por el consumismo; y la libertad, a lo mejor consecuencia de las anteriores, como la magna inspiración de la verdad personal.

Tantas cosas, tanta gente que pasa por nuestra vida, tantas pasiones inútiles, al final van a ser nada en el afecto, porque no tenían la consistencia que da la emancipación de los apegos.

De manera que uno arropa en su alma, y arrulla, aquellos instantes plenos de ensueño, de luz, de los cuales toma fuerza para andar el camino de la vida, y hacerse tan pequeño como para aceptar que los tesoros estaban escondidos en el pensamiento, en la ternura, en la imaginación, y que solo era necesario atisbarlos y sentir la magia del universo dentro de uno mismo.

Además, aprende a equilibrar los excesos y los defectos, en una especie de justicia interior la cual, si se aquilata con el estudio y la cultura, se despierta majestuosa para acrecentar la dignidad.  

Para creer en el futuro basta coincidir, en algún momento, con el espíritu de la belleza, porque de ella surgirán las fuerzas para persistir en la búsqueda de esa razón oculta del sentido de vivir. Y no se juzgarán entonces ni la voluntad ni la fantasía, porque todo tendrá sentido desde aquella opción profunda que yace en el fondo del corazón, se denomina intuición y es el fundamento mayor, de la libertad, en una síntesis absoluta de que la dignidad proviene del sentido de eternidad que logre uno absorber del tiempo. ¿De suyo, no es uno el propio responsable de nutrir de nostalgia sus ilusiones?

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