Por cuenta de la visita del papa, se han tramitado en el congreso varias iniciativas para rebajar las penas de las personas que están condenadas. Acá quiero expresar algunas opiniones al respecto.
Colombia, según lo narra la Constitución nuestra, es un país laico. ¿Acaso la promulgación de leyes que celebren la visita del santo padre de la Iglesia católica no viola ese principio? No faltará el que incoe demandas de inconstitucionalidad contra esas leyes, cuyas motivaciones son claramente de orden religioso.
Otros dirán que, por la vía del principio de igualdad, se deberían promulgar leyes de jubileo por la visita de un patriarca de la iglesia mormona, o de los masones, o quizá de los cristianos, que hoy van camino a ser mayorías. Y, siguiendo con la línea argumentativa, los ateos, muy creyentes en los dogmas y postulados de la ciencia, podrían pedir que cuando un premio Noel de matemáticas, o física, o química, visitaran el país, se tramitaran leyes de ese estilo.
Además, ¿qué tiene que ver la visita del pontífice con la rebaja de penas? Por qué no, por ejemplo, con la rebaja de impuestos. O la rebaja de multas de infracciones ambientales. Incluso, y si se me permite algo más atrevido: ¿No deberían promulgar una ley, esa sí de jubileo, que endurezca aún más las penas de los delitos cometidos por sacerdotes contra niños?
Vamos a ahora a otro punto: El de los palos de ciego que dan nuestros legisladores en materia de castigos penales. Miren Uds lo penoso de la situación. Se endurecen las penas y se aumentan las conductas a castigar (Leyes 890 y estatuto de seguridad ciudadana), pero luego, en vista del vergonzoso hacinamiento se bajan las penas. Somos un país de opiniones y acciones pendulares, péndulo que se mueve más con la tripa que con la cabeza.
Esta semana, el recién posesionado ministro de Justicia, cargo que parece más un castigo que un reconocimiento, dijo que las cárceles eran campos de concentración. Y si es así ¿no debería el nuevo ministro proponer la derogatoria de la Ley 890 que aumentó las penas de manera desproporcionada?
No me convence este proyecto de ley de jubileo, no porque el resultado no sea beneficioso (bajar las penas y el correspondiente deshacinamiento) sino por circunstancial, porque me parece más una ley tramitada en caliente que una ley pensada, estructurada.
Este proyecto de ley de jubileo, de convertirse en ley de la República, beneficiará a algunos; y luego, en un par de meses, la muchedumbre gritará, enardecida, que ante en “la ola de crímenes que tiene atemorizada a la ciudad” se deben aumentar las penas. Y se aumentarán.
Y se aumentarán tantas veces como sea necesario, para luego volver a disminuirlas otras veces, tantas como sea necesario.