Algunos comentarios no propiamente ciertos se están haciendo sobre el contenido de mi columna para Ola Política de la semana pasada, en la que dije que me parece apropiado para aspirar a la candidatura presidencial del Partido Liberal que los aspirantes estén conscientemente comprometidos con la paz, concretamente con los Acuerdos firmados por el presidente Santos con las Farc, con su implementación y desarrollo. Es evidente que así deba ser y acepto que no descubrí el agua tibia, pero por ser asunto tan controvertido, sin duda tema esencial en la campaña presidencial, es claro que los liberales debamos ser concretos y definidos sobre el tema. Todos los liberales, pero especialmente los candidatos.
No hice alusión específica a nadie entre las seis figuras que buscan la nominación. Los comentarios que se hicieron corresponden a cada quien, no al autor de la columna. Me gustó que se hubiera tratado el asunto públicamente, así a algunos se les fuera la mano en suspicacia. No mencioné expresamente “defender las conquistas de las minorías sexuales”, por ejemplo, con lo que se especuló.
Para nada me referí a ninguna candidatura diferente a la liberal, como no fuera cuando traté sobre eventuales acuerdos o coaliciones, sobre la base de la paz, desde luego. Es una idea de muchos que no se ha llevado a discusión en ninguna mesa de partidos, pero que podría darse. Para mí gusto, debiera darse. ¿Cuándo? Ese es el problema, porque en el liberalismo hay ambiente de consulta popular abierta, como a mí personalmente me parece. “Hay que buscarle la comba al palo”, como en el adagio popular. Pero pensar con óptica liberal en acuerdos con quienes en otras colectividades no tienen definiciones claras sobre la paz, con los que dudan, con los que la atacan, me parece inconveniente e incongruente. Acepto que es el Congreso Nacional de Septiembre el que tiene la última palabra.
No cometo ningún error si digo que es en las campañas electorales donde se examina la doctrina, se exponen los programas y se hace contradicción al respecto; y tampoco si afirmo que el liberalismo, como lo hacen otros Partidos, debe definir compromisos con sus voceros, que lo serán sus candidatos.
Hay temas espinosos como aborto, eutanasia, muerte por piedad, matrimonio homosexual, adopción por solteros, que ahora son frecuente discusión pública. Otros que han sido de la esencia liberal, como la paz, Estado laico, lucha contra la pobreza y la desigualdad, autonomía de los territorios, educación universal y gratuita, seguridad social. También la familia y la lucha contra la corrupción.
El Partido Liberal sigue luchando por el campo y los campesinos y ampara a la gente de la ciudad. Seguridad ciudadana, servicios públicos, transporte colectivo y masivo, derechos esenciales, tutela, pronta y cumplida justicia, medios de comunicación responsables e independientes, reforma económica.
Son grandes los compromisos, sobre todo ahora que el Partido Liberal aspira a la Presidencia de la República. Los liberales esperamos mucho de nuestras candidatas y candidatos.