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Colombia
‘Cerebros fugados’
¿Cuántos jóvenes han dejado pasar grandes oportunidades? Por eso esta sección busca destacar a esos ‘cerebros’ que se han ‘fugado’ de Cúcuta o resto del departamento y que en el exterior han convencido con su talento, capacidad y se han ganado un cupo en grandes empresas.
Domingo, 25 de Mayo de 2014

Boris Torrado Bonilla,  María Camila Arias y María Ruiz conforman un trío perfecto en donde se pueden reflejar muchos adolescentes que buscan nuevos horizontes como profesionales. No se debe desestimar si es egresado del Calasanz o del Inem o de cualquier otro colegio porque lo valioso es el esfuerzo con el que emprenden su futuro.

‘Trabajo en la modelación de turbinas eólicas en Bosch’:María Camila Arias álvarez

Desde los 6 hasta los 17 años viví con mis abuelitos y mi mamá Aida Mabel Álvarez Prato y aprendí lo más valioso: el amor. Mi mamá trabajó muy duro. Recuerdo que llegó a tener tres trabajos, todos como independiente. Ella me levantaba muy temprano, me bañaba, me hacía el desayuno, me ponía el uniforme y me sacaba a esperar el transporte todas las mañanas.

Cuando volví al medio día ella ya estaba saliendo para seguir trabajando, pero cuando llegaba por las noches me revisaba tarea por tarea. Era muy estricta y hoy en día le agradezco que me haya enseñado a ser perfeccionista. Recuerdo que era exigente con la ortografía.

Desde muy pequeña me mantenía activa. Es más, en el colegio me llegaron a decir “De todito”. Desde los 6 años entré en la Fundación Orquesta Sinfónica Juvenil de Cúcuta del maestro Rafael Pineda. Allí aprendí las bases de la música con el cuatro y la flauta. Desde los 9 años empecé a tocar el violín y  entré a la Orquesta Sinfónica Juvenil de Cúcuta. A los 15 años fui la concertina durante dos años. Entre los 6 y los 10 años estuve en curso de inglés. Desde los 9 años hasta los 13 años jugué baloncesto. Creo que el hecho de no tener una sola tarde “libre” me permitió aprender a organizar mi tiempo. Con el pasar del tiempo tuve que dejar el inglés porque mi mamá no pudo seguirme pagando el curso y, a consecuencia de un tratamiento médico que tuve, mi capacidad de esfuerzo físico se vio limitada y tuve que dejar también el baloncesto. Sólo continué con el violín.

Aprendí a andar bicicleta a los 4 años, junto a mi amigo Mateo.  Hacíamos experimentos con aguas y mangueras debajo de la ropa recién lavada, aprendimos Origami de un libro y vendíamos figuritas de papel a los vecinos de la cuadra, aprendimos a vender helados hechos por nosotros mismos para comprarnos un juego costoso para Navidad, desbaratábamos pilas doble AA, preparábamos presentaciones de títeres, entre otras tantas aventuras.

Me enamoré de la ciencia. En el colegio incentivaron un proyecto de semilleros de investigación cuando estaba en 4 de primaria. En bachillerato me enamoré de la física y las matemáticas. Participé en la Cámara Junior y obtuve el tercer puesto en oratoria y por los siguientes tres años, el primer puesto, hasta el 2009. También participé en Olimpiadas Matemáticas y de Ciencias Naturales en el Calasanz. Quería estudiar ingeniería mecánica, física o filosofía. Consideré tres opciones: Universidad Nacional y la Industrial de Santander y los Andes porque mis profesores me dijeron que a los mejores les daban la beca “Quiero estudiar”.

Fui mejor ICFES en el 2010. Pero los Andes había cambiado de políticas y la beca a la que había aspirado, estaba disponible para estratos 1,2 y 3. Yo era 4. Me desanimé. En la Universidad Nacional fui admitida. Pero la de los Andes no estaba a mi alcance económico. Mi mamá dijo que hacía el esfuerzo. A mitad del primer semestre surgió la convocatoria de Ecopetrol. Y por esa beca estudié en  los Andes. Quiero especializarme en el campo de las energía renovables. Me interesé por Alemania y empecé a estudiar alemán en la universidad. En cuarto semestre se presentó una beca por un año en Alemania que consistía en 2 meses de curso intensivo, un semestre de estudios en una universidad y un semestre de prácticas. Por esta beca estoy acá desde agosto de 2013. El (servicio académico de intercambio Alemán), la Universidad de los Andes y el Ministerio de educación me envían dinero para el sostenimiento, así como seguro médico y transporte de Colombia-Alemania-Colombia. En la actualidad estoy en Bosch en la central de i
nvestigación mundial de Schillerhöhe. Trabajo en la modelación para componentes de turbinas eólicas”.

‘Me desempeño como Solution Architect’: Boris Adrián Torrado Bonilla

Como en la época no había Ingeniería Electrónica en Cúcuta (ni en Pamplona), tuvo que buscar opción en Bogotá. Aunque quiso estudiar física nuclear,  pero “lamentablemente la mejor oportunidad que tenía a la mano se esfumó con la perestroika y la finalización de la Unión Soviética”. Desenvolverse en ese campo le exigía el dominio del inglés.

“Mientras finalizaba mi carrera y tesis (escribiendo software en Windows para recolectar electro-cardiogramas, reacción muscular, pues el software que tenía estaba corriendo en DOS Disk Operating System (Sistema operativo de Disco, usado en computadores antes que existiera Windows), para esto tuvimos que estudiar el hardware, construir una tarjeta que fuese compatible con el sistema original. Quince días después de casarme (en 2001), comencé a trabajar en una empresa especializada en soluciones de movilidad, WM Wireles & Mobile, en la que aprendí a trabajar y a refinar mis habilidades con las computadoras.

Regresó a hacer parte de un proyecto en Centrales Eléctricas de Norte de Santander con unos terminales con Windows CE, usados por los técnicos para almacenar e imprimir la información de los trabajos en campo, que en la época, era procesada al final del día (no teníamos aun la facilidad de conexión celular y transferir los datos simultáneamente). En ese tiempo finalicé una especialización en redes de datos en la Universidad Santo Tomás. También tuve la oportunidad de participar en proyectos móviles en otras empresas de energía eléctrica, como Codensa y EPM.

En un esfuerzo conjunto con la empresa en donde laboraba (WM), comenzamos a llevar estas soluciones para Brasil en 2005, en conjunto con el fabricante en la época, llamado HandHeld Products;  para lograr este desafío tuve que aprender a hablar, leer y escribir portugués. En 2006 hice parte del equipo que fabricó el software que sería utilizado para recolección de lectura en los medidores eléctricos de los consumidores e impresión simultánea de cuenta de luz en la ciudad de Belo Horizonte, Minas Gerais, con la empresa CEMIG,  en la alianza con WM Wireless & Mobile y Cabtec, que es utilizado hasta el día de hoy, obviamente siendo actualizado para cada plataforma móvil que venía siendo actualizada en una media de cada dos años.

No surgieron más oportunidades en conjunto con mi empresa en Colombia y cuando decidieron cerrar operaciones en Brasil, recibí la oferta para trabajar con Cabtec, y a partir de 2008 nos fuimos a vivir a Belo Horizonte, con mi esposa y mis dos hijos. Allí trabajé hasta 2011. En ese momento participé en un concurso para trabajar con Honeywell Scanning & Mobility, compañía en la que hoy en día me desempeño como Solution Architect, en Sao Paulo, acompañando al área de ventas en el soporte a soluciones usando todos los productos desarrollados por mi empresa, que hoy en día abarcan, las plataformas Android, Apple, iOS y Windows”.

Vicrepresidenta de la campaña ‘End violence’ y escritora:María Ruiz Celis

Soy hija de Léntulo Ruiz y Carmen Alicia Celis viuda de Ruiz. Las pobres hermanas del Colegio Santa Teresa tuvieron el aguante y el amor suficiente para ayudar a mis padres a sacar adelante a esta mujer que nunca se detenía con nada. Sorprendía a mis compañeras con mis escritos y poemas, desde que era una niña.

A los 15 años, en quinto de bachillerato, escribí y produje una obra de teatro muy impactante, que nos ayudaba a comprender los horrores de la II guerra mundial, y que la hermana Rosenda, superiora en aquel entonces, me pidió la compartiera con todo el bachillerato. Fue mi primer logro. Luego, cree el movimiento cultural e hice algunas exposiciones, entre ellas con el artista Sergio Grillo. En la Universidad Libre fui apoyada por “Perico” Fuentes y proseguí con el movimiento cultural.

De igual forma ha sucedido en   Miami Beach donde resido junto a mis hijas Halue y Hannan, hace  5 años.

Llegué con el corazón destrozado, después de la partida de mi hija mayor, a la edad de 17 años. Mi lamento fue transformado en danza y ahora me dedico, con toda la fuerza de mi corazón, a apoyar.

Apoyo hombres y mujeres en sus procesos de transformación. Gracias a la red internet, cada día le doy la mano no se a cuántas personas. Fundé  un “grupo de apoyo para padres que han perdido hijos”, en Facebook, que día a día aumenta vertiginosamente.

Y… ¿en qué condiciones está el planeta? Soy fundadora y directora ejecutiva de la Fundación Ángel Mariposa, que apoya a familias víctimas de violencia doméstica. Esta fundación ha sido el resultado de mi propio proceso de sanación, fumaba, cualquier tontería me ahogaba en el licor o en las pastillas.

Hago grupos de apoyo para mujeres que combino con diferentes técnicas holísticas, como lo son la relajación, el Reiki, el Q’gong y la alimentación sana. Con la fundación, somos vicepresidentes, en Miami, de la campaña de las Naciones Unidas “End violence” (Detener la violencia).También soy escritora y en junio sale mi segundo libro. Mi lema es “Si las mujeres sanamos, sanará el planeta”. Muchas cosas se están preparando bajo el telón, porque me encanta la magia y me encantaría regresar a mi país”.

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