Martes, 3 de Febrero de 2015
Coincido con quienes ven a Cúcuta como un lugar en el que puede prosperar el sector de servicios. Servicios de salud, educativos, financieros, informáticos o administrativos.
Para eso se necesita una infraestructura educativa orientada al desarrollo de esos sectores que debe comenzar a promoverse cuanto antes, porque es la única salida definitiva del estado de recesión crónico.
La ciudad tiene varios ejemplos embrionarios de lo que podría ser un nuevo sector muy próspero de nuestra economía.
Hace poco la ciudad de Pamplona fue sede de una plataforma de servicios informáticos que convocó varios centenares de ingenieros electrónicos y de sistemas venidos de varias ciudades del país. El éxito fugaz de la experiencia de la Universidad de Pamplona, oferente de esos servicios contratados por muchas entidades públicas de Colombia para la asistencia de sus procesos administrativos, muestra lo que debe ser el futuro de nuestra economía.
Varias pequeñas empresas de la ciudad que ofrecen servicios de administración contable a empresas de otras ciudades del país y del mundo, o que ofrecen servicios de call-center, también dan una idea de lo que es posible hacer sin enfrentar la limitación de las carreteras.
La prosperidad económica de Cúcuta dentro de diez o veinte años, pasa por llegar a tener miles de bachilleres bilingües. Si no es así, la ciudad no podrá desarrollar un sector de servicios administrativos, financieros o tecnológicos que pueda competir, no con otras ciudades del país, sino del mundo entero, que ya están ofreciéndonos ese tipo de servicios a nuestras propias empresas.
En este momento, con el perdón de los maestros a quienes respeto y admiro, ningún colegio público de la ciudad hace esfuerzos serios porque sus alumnos sean bilingües. Aquellos bachilleres de nuestros colegios públicos que son competentes en inglés, generalmente alcanzan esa habilidad con el esfuerzo propio estimulado por sus propias afinidades en materia de música o cine, y son casos poco numerosos.
La educación en inglés de nuestras escuelas públicas en los grados de primaria está en manos de profesores que no saben inglés y muchas veces tampoco están interesados en aprenderlo. Así de simple.
El municipio de Cúcuta debe hacer un esfuerzo grande por comprometer a nuestros docentes, no digamos en la enseñanza del inglés, sino mejor en su aprendizaje, para que después puedan tener cómo enseñarlo al menos en las nociones básicas que faciliten a los estudiantes el autoaprendizaje.
Desde hace varios años las escuelas del país que tienen acceso a Internet, que son todas las de Cúcuta, cuentan con las facilidades para acceder a instrumentos de enseñanza y aprendizaje del inglés a través de programas del Ministerio de Educación. Pero entre nosotros ha faltado la conciencia de la urgente necesidad de capacitar en esa habilidad a nuestros docentes y estudiantes de primaria y secundaria. Si la Secretaría de Educación Municipal lo entendiera así, haría una contribución muy valiosa a la competitividad de Cúcuta.
www.pedroduranbarajas.com
Para eso se necesita una infraestructura educativa orientada al desarrollo de esos sectores que debe comenzar a promoverse cuanto antes, porque es la única salida definitiva del estado de recesión crónico.
La ciudad tiene varios ejemplos embrionarios de lo que podría ser un nuevo sector muy próspero de nuestra economía.
Hace poco la ciudad de Pamplona fue sede de una plataforma de servicios informáticos que convocó varios centenares de ingenieros electrónicos y de sistemas venidos de varias ciudades del país. El éxito fugaz de la experiencia de la Universidad de Pamplona, oferente de esos servicios contratados por muchas entidades públicas de Colombia para la asistencia de sus procesos administrativos, muestra lo que debe ser el futuro de nuestra economía.
Varias pequeñas empresas de la ciudad que ofrecen servicios de administración contable a empresas de otras ciudades del país y del mundo, o que ofrecen servicios de call-center, también dan una idea de lo que es posible hacer sin enfrentar la limitación de las carreteras.
La prosperidad económica de Cúcuta dentro de diez o veinte años, pasa por llegar a tener miles de bachilleres bilingües. Si no es así, la ciudad no podrá desarrollar un sector de servicios administrativos, financieros o tecnológicos que pueda competir, no con otras ciudades del país, sino del mundo entero, que ya están ofreciéndonos ese tipo de servicios a nuestras propias empresas.
En este momento, con el perdón de los maestros a quienes respeto y admiro, ningún colegio público de la ciudad hace esfuerzos serios porque sus alumnos sean bilingües. Aquellos bachilleres de nuestros colegios públicos que son competentes en inglés, generalmente alcanzan esa habilidad con el esfuerzo propio estimulado por sus propias afinidades en materia de música o cine, y son casos poco numerosos.
La educación en inglés de nuestras escuelas públicas en los grados de primaria está en manos de profesores que no saben inglés y muchas veces tampoco están interesados en aprenderlo. Así de simple.
El municipio de Cúcuta debe hacer un esfuerzo grande por comprometer a nuestros docentes, no digamos en la enseñanza del inglés, sino mejor en su aprendizaje, para que después puedan tener cómo enseñarlo al menos en las nociones básicas que faciliten a los estudiantes el autoaprendizaje.
Desde hace varios años las escuelas del país que tienen acceso a Internet, que son todas las de Cúcuta, cuentan con las facilidades para acceder a instrumentos de enseñanza y aprendizaje del inglés a través de programas del Ministerio de Educación. Pero entre nosotros ha faltado la conciencia de la urgente necesidad de capacitar en esa habilidad a nuestros docentes y estudiantes de primaria y secundaria. Si la Secretaría de Educación Municipal lo entendiera así, haría una contribución muy valiosa a la competitividad de Cúcuta.
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