Viernes, 27 de Junio de 2014
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Para llegar a tiempo a clase, Yamile Rincón sale media hora antes de su
casa en 28 de Febrero. Alista a sus dos hijos de 8 años para ir a la
escuela de formación artística, los deja en el aula de la escuela de
Rudesindo Soto, donde aprenden técnicas de pintura, y pasa al aula
siguiente para aprender sobre fotografía y video.~
jennifer.rincon@laopinion.com.co

Para llegar a tiempo a clase, Yamile Rincón sale media hora antes de su casa en 28 de Febrero. Alista a sus dos hijos de 8 años para ir a la escuela de formación artística, los deja en el aula de la escuela de Rudesindo Soto, donde aprenden técnicas de pintura, y pasa al aula siguiente para aprender sobre fotografía y video.
En el salón de pintura, donde los hijos de Rincón aprenden sobre combinaciones de colores, está Luis Antonio Mendoza, 38 años. El hombre, por ahora desempleado, aprovecha su tiempo libre en aprender sobre esta técnica, mientras su hija Natalia, 6 años, practica expresión corporal en el salón de enseguida.
Claudia Pérez es otra mamá en la escuela. Mientras aprende cómo se prepara la arcilla y los elementos que puede fabricar con ella, su hija Nicol le ayuda a darle forma a un jarrón de barro. Están inscritas en el mismo programa.
Esta escena se repite en otras aulas. La escuela de formación artística Forma Arte, de la secretaría de Cultura local, permitió que padres e hijos se encuentren en el aula mientras aprenden arte.
Forma Arte empezó en abril y beneficia a unas 1.200 personas de las zonas más vulnerables.
Es así como en Rudesindo Soto, el colegio Bicentenario en Antonia Santos, Casa de la Juventud de La Libertad y el colegio San Andrés, en Caño Limón, los vecinos pueden aprender gratis durante un año pintura, danza, teatro, títeres, música, fotografía y video, y técnicas de manejo de la arcilla.
La iniciativa se divide en dos niveles y los alumnos reciben certificado de la técnica aprendida.
Carlos Nieto, operador de la escuela de formación, destacó la importancia de capacitar a la población más vulnerable para darle una opción de aprendizaje y una forma de sostenerse económicamente.
Cristian y Yoser Rojas, 9 y 6 años, viven en El Reposo, asentamiento cercano a Rudesindo Soto, y optaron por inscribirse en artes escénicas, porque les gusta interpretar diferentes personajes.
“Me gusta vestirme de príncipe y de mimo, y hacer reír a la gente”, dice alegre Yoser mientras su maestro le explica cómo debe aplicarse el maquillaje.
Jeimy Hernández, 9 años, le da forma con sus dedos a unas flores y una trenza que pondrá en el florero de arcilla que fabrica.
“Este primer nivel es más básico. En el segundo nivel aprenderá a hacer esculturas humanas”, explicó Héctor Julio Navarro, artísta plástico e instructor.
Los discapacitados también tienen cabida allí. Las clases también están adaptadas para ellos.
Lo único que deben llevar los estudiantes de artes es ganas de aprender. Los materiales, herramientas o instrumentos de clase los suministra la Secretaría de Cultura. Arcilla, pintura, pinceles, cámaras fotográficas y de video, flautas, guitarras, triples y requinto, los tienen a la mano.
Los 1.200 estudiantes de Forma Arte de las zonas más pobres de Cúcuta no son los únicos que se benefician de la escuela.
Forma Arte trabaja con la población discapacitada de Sueños de Colores, sobre la vía a Boconó.
Cerca de 80 niños de esta fundación aprenden técnicas de pintura y danza. Trabajan en la conformación de su propio grupo de baile.
Los menores de la Fundación El Faro en la sede Santiago Apóstol en La Carolina, también se benefician de los programas de la escuela de formación artística.
Aunque viven recluidos en este centro por ser infractores de la ley, van aprendiendo pintura, música, manejo de arcilla, teatro y títeres desde la fundación. Unos 80 menores se benefician de esta iniciativa. Ellos también deben cursar los dos niveles de formación para obtener los certificados.

Para llegar a tiempo a clase, Yamile Rincón sale media hora antes de su casa en 28 de Febrero. Alista a sus dos hijos de 8 años para ir a la escuela de formación artística, los deja en el aula de la escuela de Rudesindo Soto, donde aprenden técnicas de pintura, y pasa al aula siguiente para aprender sobre fotografía y video.
En el salón de pintura, donde los hijos de Rincón aprenden sobre combinaciones de colores, está Luis Antonio Mendoza, 38 años. El hombre, por ahora desempleado, aprovecha su tiempo libre en aprender sobre esta técnica, mientras su hija Natalia, 6 años, practica expresión corporal en el salón de enseguida.
Claudia Pérez es otra mamá en la escuela. Mientras aprende cómo se prepara la arcilla y los elementos que puede fabricar con ella, su hija Nicol le ayuda a darle forma a un jarrón de barro. Están inscritas en el mismo programa.
Esta escena se repite en otras aulas. La escuela de formación artística Forma Arte, de la secretaría de Cultura local, permitió que padres e hijos se encuentren en el aula mientras aprenden arte.
La escuela de formación
Forma Arte empezó en abril y beneficia a unas 1.200 personas de las zonas más vulnerables.
Es así como en Rudesindo Soto, el colegio Bicentenario en Antonia Santos, Casa de la Juventud de La Libertad y el colegio San Andrés, en Caño Limón, los vecinos pueden aprender gratis durante un año pintura, danza, teatro, títeres, música, fotografía y video, y técnicas de manejo de la arcilla.
La iniciativa se divide en dos niveles y los alumnos reciben certificado de la técnica aprendida.
Carlos Nieto, operador de la escuela de formación, destacó la importancia de capacitar a la población más vulnerable para darle una opción de aprendizaje y una forma de sostenerse económicamente.
Cristian y Yoser Rojas, 9 y 6 años, viven en El Reposo, asentamiento cercano a Rudesindo Soto, y optaron por inscribirse en artes escénicas, porque les gusta interpretar diferentes personajes.
“Me gusta vestirme de príncipe y de mimo, y hacer reír a la gente”, dice alegre Yoser mientras su maestro le explica cómo debe aplicarse el maquillaje.
Jeimy Hernández, 9 años, le da forma con sus dedos a unas flores y una trenza que pondrá en el florero de arcilla que fabrica.
“Este primer nivel es más básico. En el segundo nivel aprenderá a hacer esculturas humanas”, explicó Héctor Julio Navarro, artísta plástico e instructor.
Los discapacitados también tienen cabida allí. Las clases también están adaptadas para ellos.
Lo único que deben llevar los estudiantes de artes es ganas de aprender. Los materiales, herramientas o instrumentos de clase los suministra la Secretaría de Cultura. Arcilla, pintura, pinceles, cámaras fotográficas y de video, flautas, guitarras, triples y requinto, los tienen a la mano.
El arte para todos
Los 1.200 estudiantes de Forma Arte de las zonas más pobres de Cúcuta no son los únicos que se benefician de la escuela.
Forma Arte trabaja con la población discapacitada de Sueños de Colores, sobre la vía a Boconó.
Cerca de 80 niños de esta fundación aprenden técnicas de pintura y danza. Trabajan en la conformación de su propio grupo de baile.
Los menores de la Fundación El Faro en la sede Santiago Apóstol en La Carolina, también se benefician de los programas de la escuela de formación artística.
Aunque viven recluidos en este centro por ser infractores de la ley, van aprendiendo pintura, música, manejo de arcilla, teatro y títeres desde la fundación. Unos 80 menores se benefician de esta iniciativa. Ellos también deben cursar los dos niveles de formación para obtener los certificados.