
Así como el paciente de anorexia nerviosa deja lentamente de ingerir
alimentos, el anoréxico sexual rechaza cualquier posibilidad de tener
relaciones sexuales reales, o si esporádicamente accede a estas, no las
disfruta. Allí empieza su autodestrucción. Al bloquearse el apetito sexual, la
frecuencia de relaciones íntimas se reduce de tal forma que puede extinguirse.
La anafrodisia o anorexia sexual, un trastorno cada vez más frecuente en los consultorios médicos, es el bajo o nulo, apetito sexual.
“Puede darse por causas fisiológicas, como la falta de estrógenos en la mujer y la de testosterona en los hombres. Pero tiene una connotación más que nada sicológica, basada en un temor al desempeño en el hombre, en una mala educación sexual, en abusos, violaciones, connotaciones religiosas y en creencias inadecuadas”, explica el sicólogo clínico y sexólogo Fernando Julián Calero de la Pava.
Al igual que la anorexia nerviosa, quien padece de anorexia sexual camufla sus síntomas con excusas y tácticas para evitar los encuentros, como acostarse más temprano, descuidar su apariencia, dedicarse obsesivamente a las actividades familiares o a las amistades y al cuidado de los hijos o nietos. Algunos comienzan a abusar de los sicofármacos, el alcohol u otras sustancias.
Tienen una percepción distorsionada de su cuerpo, rechazan su anatomía. Tienen pánico a sentir placer y hacen lo que sea para evitar que alguien se les acerque con una intención afectuosa o sexual. Sienten que fueron lastimados, rechazados, dañados o abusados, por lo que no intiman con otros ni consigo mismos y pueden, incluso, lastimarse.
Los encuentros sexuales esporádicos no los satisfacen, les provocan culpa. Suelen formar parte de familias poco afectuosas, con cuadros de adicción o conductas destructivas. El tratamiento es un proceso largo y complejo, pero no imposible.
Causas físicas
En general, los trastornos del deseo sexual pueden estar asociados a causas biológicas, como la testosterona baja. La falta de este estrógeno inhibe las ganas de sexo en la persona. La fractura del pene, cuando se da el desgarramiento del músculo, hace que la recuperación no sea total y origine este problema.
En las mujeres, el vaginismo, cirugías genitales dolorosas y partos traumáticos pueden provocar la anorexia sexual. El estrés produce la liberación de dos hormonas en el cerebro: norepirefrina y cortisol, ambas dificultan la activación del deseo sexual. El estar estresado no facilita la actividad sexual, la complica.
El otro extremo
De igual manera que la anorexia nerviosa encuentra su compañero en la bulimia, la anorexia sexual está asociada a otro tipo de conducta compulsiva. Esta se caracteriza porque la persona que la padece lleva a cabo compulsivamente sus encuentros sexuales. Aunque el comportamiento es el opuesto exacto, la raíz puede ser muy parecida, y es la ansiedad ante la intimidad.
La mayor parte de las relaciones que mantienen las bulímicas sexuales son esporádicas, encuentros de una noche, pero raramente suelen mantenerse a lo largo del tiempo, ya que ello podría dar lugar a compromisos sentimentales.
La persona que padece bulimia sexual suele sufrir fuertes ataques de ansia sexual, durante los cuales consume sexo en solitario o, en caso de posibilidad, en pareja o grupo, de manera ruda y desorbitada, seguidos de un gran sentimiento de culpabilidad, una sensación de angustia y la pérdida de control.
Suele alternarse con episodios de abstinencia o de muy poca actividad sexual, pero al poco tiempo vuelve a sufrir episodios de ansiedad. Un ataque de ansia sexual consiste en desfogarse en un tiempo mínimo de la máxima cantidad de serotonina (hormona del placer) posible.
Los episodios suelen planearse con anterioridad y se caracterizan, generalmente, por una rápida ingesta de porno o sexo simple, sin tener preámbulos ni conversación. Al igual que la bulimia nerviosa, es una enfermedad multifactorial, es decir, que se da por el efecto de varios factores que pueden ser sicológicos, biológicos, familiares, genéticos, sociales y ambientales.