Hallar el camino del conocimiento de uno mismo y, desde luego, la mejor manera de relacionarse con los demás, desde lo elemental y sencillo, es una propuesta consecuente con el nivel de madurez necesario para el viraje, o los virajes que, gradualmente, deben darse en el tiempo.

Pero esta especie de auto encuentro espiritual tiene grandes problemas, y contradicciones, con el mundo que nos rodea; en realidad, es un proceso complicado, porque significa enfrentarse con una imagen de éxito muy distinta a la que se nos ofrece desde la opción de consumo que rige los modelos actuales.

Uno se concentra en ese camino, cuando entiende la interconexión con lo universal, y va tejiendo una red a partir de los instantes en que se aparta de la rutina de ser sólo material, y se abre a aceptar una oferta del destino que, de por sí, no tiene nada de ventajosa (si se mira con visión humana) y, lo contrario, exige renuncias y sacrificios. Y eso genera temor, en principio, cuando uno se da cuenta de que debe dejar de lado muchas cosas, y personas, incluso ideas, que lo mantuvieron conectado (oprimido) con la práctica común de la materialidad.

De tal forma, es harto difícil esta Alternativa Humana, pero representa la maravillosa dimensión que, con esfuerzo y dedicación, se va alcanzando, en la medida en que se superen el egoísmo, la soberbia, y las tantas opresiones que acechan la calidad de la conducta de las personas.

Y la denomino Alternativa Humana, porque parte de esa condición, y no tiene metas, sale de esas aristas y asume la interconexión con lo espiritual, entra en el universo paralelo que atrae hacia la luz; un universo al cual se llega con humildad, estudio y fe: un universo majestuoso.